Los ojos de don Eugenio Garza Lagüera no sólo veían hacia adelante para resolver con entereza los problemas de su mundo empresarial, sino que también alcanzaban a empujar con el mismo entusiasmo al arte y la cultura.
Las primeras semillas las sembró en la comunidad de la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa, donde buscando el desarrollo integral de sus trabajadores y sus familias hizo florecer los talleres de arte para niños y baile para niñas y señoras.
“Él fue un impulsor del arte y tenía una visión completa”, dijo Jaime Toussaint, director de Relaciones Comunitarias y Responsabilidad Social de Femsa.
“El impulso de la empresa a la educación es importante, pero no es suficiente si no se complementa con otro tipo de educación, no nada más técnica, sino educación por las artes y música”.