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Del coleccionismo individual al patrimonio cultural nacional

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Por: Emilio Guerra Díaz

No es poco común que algunas fundaciones en el mundo acojan colecciones de arte o de objetos que gracias al coleccionismo de particulares irán cobrando valor a través del tiempo para formar un patrimonio cultural que acaba siendo propiedad de alguna nación pese a que se administró de manera privada.

Otra vía de creación de una fundación precisamente consiste en el resguardo de algunas colecciones, es decir, un artista o persona aficionada lleva a cabo una pasión por el arte o la cultura y con el tiempo reúne una cantidad considerable de objetos. Con el tiempo ya no caben en la casa o en el espacio destinado para ello. La cantidad de piezas empieza a asfixiar a su propietario pero continúa la persecución de los objetos valiosos, únicos, extraños.

En la persona coleccionista individual se atesora la información que detalla cada pieza incorporada al acervo. El o ella conocen a detalle dónde fue adquirida, quien la hizo, cómo se elaboró, qué implicó su existencia, qué inspiró al artista, etc. Lo que genera otra necesidad para cualquier colección: su catalogación.

Hasta aquí, de tal suerte los pasos que sigue una coleccionista han sido: selección y acopio, almacenamiento y catalogación. Pero una colección de consideración no se conforma solo en el regocijo del disfrute del coleccionista en lo privado. Una colección necesita ser exhibida.

Muchos críticos de arte y algunas personas que se manifiestan abiertamente contra el atesoramiento de objetos por particulares, no perciben los beneficios sobre cómo se han reunido dichas colecciones. Aquí habrá que destacar que el coleccionista privado es quien asume el costo de los viajes que implica perseguir objetos, su costo, el tiempo invertido en la selección, en algunos casos el pago de seguros contra robo o accidentes que puedan sufrir las piezas; el resguardo y limpieza y mantenimiento.

El coleccionismo en todo el mundo y su vinculación con fundaciones, algunas de ellas empresariales, como es de suponer ha ayudado consecuentemente a la creación de museos. De tal manera se unen dos tipos de economías que permiten 3 tipos de museos que se diferencian en su administración: los públicos, los privados lucrativos y los privados sin fines de lucro. Un ejemplo en España son: Del Prado, Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza. En México, Museo Nacional de Antropología e Historia, Dolores Olmedo y Museo Soumaya.

Una práctica común que se ha ido incorporando a gran parte de museos europeos y americanos ha sido la contribución de amantes del arte y ciudadanos, estudiantes, jóvenes aficionados, coleccionistas menores, mujeres y jubilados, entre otros participan de manera voluntaria en las Asociaciones de Amigos de tal Museo y dan vida a organizaciones ciudadanas sin fines de lucro para apoyar las labores del museo al que se afilian contribuyendo así, a la promoción, difusión, procuración de fondos y preservación del patrimonio cultural que alberga el recinto.

El coleccionismo no solo abreva en fundaciones (donantes) o de él que nazcan nuevas; sino también origina la creación de una diversa gama de organizaciones civiles promotoras de arte y cultura que de otra manera y con otros recursos son igualmente importantes en la tarea de generar bienes culturales. Muchas de ellas habrán de crecer y atesorar grandes piezas y necesariamente acabarán siendo reconocidas y apoyadas por el gobierno y sus instancias culturales como el Instituto Nacional de Bellas Artes y Conaculta, por ejemplo, pero otras más crecerán a la sombra de fundaciones empresariales.

Hace algunas semanas algunos diarios como El Universal y Milenio, publicaron la noticia de que la Fundación ICA (de la empresa homónima Ingenieros Civiles Asociados) recibiría un reconocimiento por parte de UNESCO por incluir el “Fondo de fotografía Área de Fundación ICA” al programa de aquel organismo.

La historia de ese patrimonio es harto curiosa. En la década de los sesenta la Empresa ICA decidió adquirir la Compañía Mexicana de Aerofoto, en el que se incluía una importante colección de fotografías y negativos que se habían acumulado desde los treinta. Fue el resultado de un interés por plasmar los fenómenos de urbanización y de zonas susceptibles a obras públicas como presas, puentes y caminos, para que desde tomas fotográficas aéreas y videos quedasen documentadas.

La Empresa ICA propietaria de ese acervo fotográfico decidió entregar en el año 2000 la custodia de ese patrimonio al que afortunadamente se han dado diversos usos: desde exhibición de fotografías que cuentan fielmente el paso de los años en distintas ciudades, publicación de libros especializados y compartir fotografías para ilustrar otros; hasta provocar una alianza con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) para potenciar la práctica de la topografía.

Como estímulo del reconocimiento de UNESCO, se pondrá mayor celeridad para que el acervo fotográfico pueda ser consultado en línea.

He aquí con el ejemplo de la Fundación ICA, cómo las fundaciones empresariales y todo tipo de ellas, contribuyen a preservar e incrementar el patrimonio cultural de una nación que deviene de colecciones privadas pero que a la postre terminan siendo un benéfico universo de objetos para disfrute público.

Desde el Consejo Directivo

El Presidente del Directorio, al término de la reunión invitó a sus colegas a asistir hoy martes por la noche a la ceremonia de develación del boleto que la Lotería Nacional para la Asistencia Pública que destinó a su sorteo conmemorando el 25º Aniversario de la fundación del Centro Mexicano para la Filantropía. La cita es a las 19:30 horas, en el recinto oficial de la Lotería Nacional, ubicado en Avenida Plaza de la Reforma 1, Colonia Tabacalera, Delegación Cuauhtémoc, en la Ciudad de México.

El Tesorero de la organización señaló que justo la semana pasada se comentaba el tema de la importancia de que fundaciones empresariales se decidan a realizar inversiones de mediano y largo plazo y sale a la luz el caso de la Fundación Walmart que está apoyando decididamente proyectos productivos con importantes recursos durante varios años. Se trata del programa de producción de café en la Sierra de Zongolica en alianza con Fondo para la Paz y producción de alimentos con Grupedsac en los estados donde la asociación de Margarita Barney tiene presencia. Son más de 12 millones de pesos.


emilio guerraEmilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

1 COMENTARIO

  1. Maestro Emilio Guerra La Fundación Hellmer celebra y le felicita por sus documentadas aportaciones que permiten guiar el trabajo y objetivos de OSC esperamos nuevos y atinados aportes de su práctica profesional

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