Por presiones sociales, por convicción, por responsabilidad, por trabajo de mercadeo o por responder a la competencia… más allá de los impulsores que puedan aparecer, lo cierto es que cada vez más empresas adquieren un compromiso de ser amigables con el medio ambiente, colocando el sello «verde» en sus operaciones, productos y servicios.
La industria de la tecnología tiene un importante protagonismo en esta tendencia, principalmente por el uso de materias primas muchas veces contaminantes, por las emisiones de carbón y, en general, por las demandas energéticas en sus procesos de producción y a la hora de que los clientes –corporativos e individuales— utilizan equipos como servidores o computadoras, entre otros.
Como repuesta, varias compañías han realizado cambios en sus culturas y estrategias corporativas, aunque algunas veces a cambio de costos de producción más altos.
“Es claro que al hablar de energía limpia el factor de costos de fabricación es un pico para Dell, pero lo que se busca es tener el mejor costo competitivo a la hora de asumir la incorporación de proyectos para liderar en la conservación del medio ambiente”, manifestó Roberto René Picado, gerente país de Dell Costa Rica.
Esta compañía estadounidense anunció, en el 2008, la iniciativa de convertirse en una empresa carbono neutral, gracias a una serie de pasos que incluyen reducciones de consumo energético y métodos para compensar las emisiones de carbono en el mundo.
El principal propulsor de este proyecto ha sido su CEO, Michael Dell, quien aseguró, en el 2008, que estaban evitando la emisión de unas 20.000 toneladas de dióxido de carbono por medio de mejoras en las instalaciones y de una iniciativa global de gestión energética.
Este tipo de iniciativas, entre ‘otros factores, permitió a Dell ser la número uno en el último Ranking Verde, desarrollado por Newsweek y publicado en octubre del 2010, en la categoría de las 500 mayores firmas estadounidenses que cotizan en bolsa, en términos de ingresos, capitalización de mercado y número de empleados.
Para calificar a las firmas, el estudio toma en cuenta factores como las políticas ambientales, los impactos que sus operaciones tienen sobre el medio ambiente la administración de la cada vez más conocida huella ambiental.
La aplicación de una encuesta de reputación entre expertos de responsabilidad social no queda de lado.
El gerente local, Picado, conversó acerca de las acciones de Dell y de la industria tecnológica en general, a favor de la conservación del planeta.
¿Cuáles acciones específicas ha incorporado Dell en sus procesos de desarrollo, en materia de conservación ambiental?
Michael Dell lanzó la iniciativa Environment 2.0. Se trata de un compromiso que hizo la corporación para ser la primera y única empresa tecnológica neutral en emisiones de carbono, y lo logramos hace algunos años. Todas nuestras oficinas en Estados Unidos trabajan con energía 100% limpia.
Tenemos un foco corporativo para lo que es el tema verde. Trabajamos con empaques basados en materiales reciclados y amigables con el ambiente, como los de bambú. Esto lo hacemos siempre que no se ponga en riesgo la calidad y protección del producto.
Además, somos líderes en desarrollo de equipos que consumen menos energía. Tenemos baterías para laptops que duran hasta 25 horas.
Es interesante también destacar los avances que se han logrado en el tema de los servidores, ya que en Estados Unidos una de las principales fuentes de consumo energético local son los centros de cómputo. Esto es interesante ya que, por ejemplo, en Centroamérica aún no vemos la tendencia de que se le cargue el costo de la electricidad al centro de cómputo, sino que se mantienen como gastos generales de las empresas, por lo que no se tiene una dimensión real del desembolso que representa este consumo.
Hay que destacar que no solo se trata de una demanda energética generada por los servidores, sino que además se suman los sistemas de aire acondicionado, la iluminación, las soluciones de conexión, etc.
Por otro lado, aún encontramos empresas que utilizan monitores CRT; cuando deciden cambiar a monitores flat, logran el retomo de esa inversión en un año.
Sumado a esto, nuestras fuentes de poder para las computadoras de escritorio son las que tienen los más altos niveles de eficiencia: dan un 95% de aprovechamiento, lo que quiere decir que de la electricidad que los clientes pagan, utilizan un 95%. El promedio del mercado en cuanto a nivel de eficiencia es de un 80%.
Por último, estamos trabajando el tema de reforestación en términos globales, a través de la planta en Estados Unidos; pero estamos abiertos a cualquier propuesta local ya que nos interesa mucho la conservación.
En la parte de manejo de residuos de equipos electrónicos, ¿qué se está impulsando?
Dell ha sido pionera en este tema. Estamos trabajando en una iniciativa que se está discutiendo con el gobierno de Costa Rica, para entender cuál es la mejor forma de manejar los residuos, y que se haga de una manera ordenada que nos garantice un bienestar para todos.
Es importante tener presente que este tema de residuos arranca desde la fabricación de productos y, como empresa, hemos sido pioneros en la incorporación de nuevas tecnologías que consumen y usan menos contaminantes. Además, somos reconocidos como propulsores de muchas regulaciones, tras demostrar que se pueden usar, por ejemplo, monitores sin carbono o portátiles sin contaminantes.
Es decir, muchas veces salen primero nuestros productos y posteriormente se establecen regulaciones que obligan al resto de la industria a alinearse.
¿Cómo comparten con los clientes las informaciones de impacto en pro de Ia conservación?
El canal número uno es la parte de las comunicaciones mediáticas, pues muchos consumidores no ponen atención a como una compra podría impactar la conservación de la naturaleza.
Si bien tengo que destacar que hay empresas responsables con el ambiente que nos buscan para que las apoyemos en el tema de la conservación por medio del uso de nuevas tecnologías, de igual manera aún hay muchos lugares en los que se habla, por ejemplo, del tema de residuos, pero no hay una aceptación fuerte.
En Centroamérica vemos mucho interés por el tema de computadoras con menos contaminantes, y por equipos que demanden menos consumo de energía, y ya no sólo por un asunto de ahorro, sino por el positivo impacto ambiental.
Para ello, ofrecemos a los clientes consultorías para diagnosticar sus centros de cómputo completos y medir los consumos de energía y las propias emisiones de carbono.
Ya con los resultados, les hacemos escenarios basados en nuevas estructuras tecnológicas para cuantificarlos en términos de ahorros monetarios y de impacto ambiental, lo que da a los clientes una mejor visibilidad del tema.
En cuanto a consumidores individuales, buscamos concientizarlos con programas como el de «Siembre un árbol” a la hora de adquirir una nueva computadora.
¿Quién está asumiendo el costo de las acciones tomadas en materia de conservación ambiental? ¿Podrían verse afectados los precios de los productos o soluciones?
Esta es una industria muy competitiva, por ende, una vez que se asume como empresa un costo, este no se puede trasladar al usuario. Todos estos esfuerzos los estamos absorbiendo en Dell.
¿Hacia dónde avanza Ia industria tecnológica en apostar a menores consumos energéticos, extender el periodo de vida de los dispositivos y promover un menor uso de materiales contaminantes?
Es complicado verlo desde una óptica de sector ya que somos un número alto de jugadores, y no todos tienen la misma responsabilidad ambiental. Si creo que vamos liderando en temas de conciencia, y que los gobiernos apoyan estas iniciativas haciendo que el resto lo haga.
Además, trabajamos con socios de negocios como Intel, el cual está muy enfocado en este tema y es proveedor no solo para Dell, sino para muchos otros fabricates y desarrolladores.
Por ende, diría que para el tema de un menor consumo de energía, Intel está siendo un vehículo importante para que todo el mundo adopte este tipo de tecnologías.
Pero habrá otras cosas, como componentes de discos o pantallas, donde las iniciativas se tornan más complicadas ya que nosotros asumimos un costo más alto con tal de dar al usuario una mejor experiencia y contribuir con el medio ambiente, y no todos los proveedores hacen eso.
Por ende, no existe una visión global de conservación ambiental como industria, pero si hay jugadores clave que estamos trabajando para tener un impacto positivo.
¿Cuál es Ia principal tendencia que visualizan para los próximos años en materia de conservación: prevalecerá el enfoque de menores consumos energéticos o vendrá alguna nueva área de acción?
Por un asunto de costos, de claridad y porque es uno de los recursos más críticos en este momento, creo que habrá mucho énfasis en el tema energético. La parte de desechos ira subiendo en importancia; hoy el foco está puesto en un 90% en energías y en un 10% en desechos, creo que en un futuro podríamos llegar a tener una relación de 75% – 25%. Definitivamente el foco en el tema de energía seguirá siendo el prioritario.
¿En qué consiste el portafolio de soluciones presentado en Costa Rica, basado en Next Generation Data Center, Virtual Integrated System y Networking?
Estamos hablando de tres áreas enfocadas en que las personas sean más eficientes con el uso de la tecnología y que las empresas puedan crecer más en tecnología instalada y en recurso humano capacitado con menos costos.
Queremos revertir el porcentaje de que un 80% del presupuesto en tecnología es para administrar lo que ya existe, y sólo un 20% para innovar.
Por ejemplo, una de las soluciones presentadas es la plataforma VIS (Virtual Integrated System), la cual nos va a permitir administrar una serie de servidores virtuales y físicos de una manera visual y gráfica desde una consola. Esto quiere decir que mientras hoy un gerente de tecnología que está en un centro de datos tarda en mover una aplicación de un servidor a otro hasta seis horas, con esta tecnología logramos una transferencia en segundos. Esto trae ahorros y, además, control y seguridad de la información para la empresa.
Fuente: Empresa & Negocios, p. 74-76.
Por: Erick Díaz.
Publicada: julio de 2011.