Economistas de alto nivel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han advertido que es probable que, derivado de las crisis actuales, como la invasión a Ucrania, la crisis energética y el calentamiento climático, se agreguen más daño a la economía global, con un crecimiento que se desacelerará del 3% en 2022 al 1.9% estimado para 2023.
Lo anterior no solo refleja que será una de las tasas de crecimiento más bajas en las últimas décadas—aparte de la crisis financiera de 2007-8 y el apogeo de la pandemia de la COVID-19—, sino que también ha despertado preocupaciones sobre cómo la desaceleración en la economía amenaza a los ODS.
¿Lejos de alcanzar los ODS?
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) también conocidos como Objetivos Globales, fueron adoptados por las Naciones Unidas en 2015 como un llamado universal a la acción para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar que, para 2030, todas las personas disfruten de paz y prosperidad.
Los 17 ODS reconocen que la acción en un área afectará los resultados en otras, y que el desarrollo debe equilibrar la sostenibilidad social, económica y ambiental. En este contexto, los ODS son una hoja de ruta para que los gobiernos y líderes empresariales los adopten y contribuyan en la construcción de un futuro sostenible para todas las personas.
No obstante, los hallazgos de los economistas de la ONU no pintan favorables en el panorama, ya que hechos como la pandemia, la guerra en Ucrania, las crisis alimentaria y energética, el aumento de la inflación, el endurecimiento de la deuda y la emergencia climática dificultan el logro de los ODS.
No dejar de lado cumplimiento de ODS
A pesar de que la desaceleración en la economía amenaza a los ODS, el Secretario General de la ONU, António Guterres ha llamado a no dejarlos de lado: «Este no es el momento para pensar a corto plazo o aplicar una austeridad fiscal instintiva que exacerba la desigualdad, aumenta el sufrimiento y podría alejar aún más los ODS. Estos tiempos sin precedentes exigen una acción sin precedentes».
De acuerdo con el secretario general de la ONU, «estas acciones deben incluir un paquete de estímulo transformador, generado a través de los esfuerzos colectivos y concertados de todas las partes interesadas». Y añadió que el atraso de los ODS afectará tanto a los países ricos como a los que están en vías de desarrollo.
El informe de los economistas también encontró que los países en desarrollo experimentaron una débil recuperación laboral en 2022 y continúan enfrentando niveles relativamente altos de desempleo, siendo las mujeres uno de los grupos más afectados. Lo que indica un retroceso en el cumplimiento de ODS 1: Fin de la pobreza, ODS 5: Igualdad de género y ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico, por citar algunos.
Si bien, se prevé que, como resultado de la desaceleración económica, la inflación mundial alcance un máximo de alrededor del 9%, pero que disminuya y se mantenga elevada en un 6.5% a lo largo de 2023.
Ralentización de la economía amenaza ODS: crece pobreza e inseguridad alimentaria
Las pérdidas desproporcionadas en el empleo de las mujeres durante la fase inicial de la pandemia no se han revertido por completo, y las mejoras se derivan principalmente de una recuperación en el sector informal. Por lo que el crecimiento más lento en la economía, junto con una inflación elevada y una creciente vulnerabilidad de la deuda, amenaza con retrasar aún más los logros obtenidos con tanto esfuerzo en el desarrollo sostenible.
Asimismo, los especialistas señalan que un período prolongado de debilidad económica y crecimiento lento de los ingresos no solo dificultaría la erradicación de la pobreza, sino que también limitaría la capacidad de los países para invertir en los ODS de manera más amplia.
En general, se insta a los gobiernos y empresas a evitar la austeridad fiscal, que sofocaría el crecimiento y afectaría desproporcionadamente a los grupos más vulnerables, además de obstaculizar el progreso en la igualdad de género y las perspectivas de desarrollo durante generaciones.
Por ello, se pide con urgencia un compromiso internacional para ampliar el acceso a la asistencia financiera que permita reestructurar y reducir la carga de la deuda en los países en desarrollo. Esto porque la desaceleración en la economía amenaza a los ODS y es necesario revertir esta situación.