Científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Saltillo, desarrollan varios tipos de cementos alternativos, con mayor resistencia, durabilidad, de bajo impacto ambiental y económico.
La tecnología está realizada con base en geopolímeros (polímeros sintéticos inorgánicos), el cual esperan los científicos, algún día reemplace el cemento Portland, que emite grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2).
José Iván Escalante García, titular del proyecto, señaló que desde hace 13 años se han dado a la tarea de producir nuevos materiales cementosos que dañen lo menos posible el medio ambiente y así sustituir el cemento tipo Portland que es el más utilizado por la industria de la construcción. Tan sólo en 2010 la producción de vivienda en México creció 16 por ciento, al registrarse 313 mil inicios de obras.
El investigador explicó que por cada kilogramo de Portland que se produce, se genera la misma cantidad de CO2, es decir, al año se fabrican 2 mil 500 millones de toneladas a escala mundial, lo que representa más de ocho por ciento de las emisiones contaminantes generadas en el mundo.
El cemento es el segundo producto más empleado después del agua en el mundo, debido al crecimiento demográfico que en muchas ciudades exige el desarrollo de infraestructura, edificios y viviendas, un asunto muy benéfico para la industria cementera, pero que va en detrimento del medio ambiente, el cual está siendo bombardeado con grandes cantidades de CO2 que se producen al elaborar dicho material.
Escalante García detalló que en la elaboración del cemento se produce CO2, por el uso de combustibles para calentar en el horno la piedra caliza hasta una temperatura de 1450°c para obtener la cal, ingrediente base del cemento, y por la descarbonatación de la caliza (CaCO3); lo cual da como resultado la emisión a la atmósfera de esta sustancia en cantidades dañinas para los seres vivos.
Material más “verde”. Por ello, el científico puntualizó que fabricar un cemento con base en geopolímeros beneficiaría en gran medida al medio ambiente, ya que se reducen hasta en 80 por ciento las emisiones contaminantes, además que este tipo de material no emplea carbonato de calcio en su elaboración.
Además, estos cementos alternativos se procesan a una temperatura de 750°c, casi la mitad de lo que requiere el tradicional; adicionalmente se puede incorporar en su elaboración desechos industriales como cenizas de plantas termoeléctricas, escorias metalúrgicas y otras materias primas que no requieren procesamiento térmico alguno.
Para el investigador, el poder fabricar este tipo de materiales traería consigo tres principales ventajas: las tecnológicas, debido a que los geopolímeros pueden formularse para obtener materiales con mayor resistencia y durabilidad; las económicas, al ser materiales que pueden ser procesados a una menor temperatura comparados con el cemento tradicional, el ahorro en consumo de energía se reduce en 50 por ciento aproximadamente.
Otras ventajas ecológicas se traducen en que los geopolímeros, al utilizar desechos, contribuyen a la preservación de recursos minerales naturales y se evita la acumulación de desechos industriales en los tiraderos.
Para José Iván Escalante, existen muchas aplicaciones donde se pueden utilizar los cementos con base en geopolímeros, pero las barreras culturales que asocian el desconocimiento de tecnologías y la desconfianza en aquello en lo que no se tiene experiencia, representan un lastre que vuelve aún más complicado el aplicar este desarrollo, expresó.
Finalmente, los científicos pretenden pasar, en breve, de las pruebas de laboratorio a las de campo, donde esperan obtener mejores resultados que los conseguidos en los experimentos. Asimismo se buscará realizar pruebas análogas para otros cementos alternativos.
Fuente: Crónica, academia, p. 20.
Publicada: 4 de marzo de 2011.