Por Iliana Molina
Muchas personas dedican su talento y recursos para acercar productos y servicios a la base de la pirámide para contribuir a que las personas puedan cubrir sus necesidades básicas. Generalmente son emprendedores motivados, conectados y visionarios que identifican una oportunidad de negocio y la llevan a cabo para aportar a cambiar el mundo, o hacerlo mejor.
Otro enfoque que representa retos importantes pero que también es innovador, es el de promover la creación de empresas sociales. Partiendo de la misma visión que permite identificar oportunidades de negocios, esta perspectiva busca delimitar un problema local, identificar los activos con los que se cuenta, y aquéllos que hacen falta para resolverlo. En este sentido, las empresas sociales representan un camino largo pero sólido, donde se promueve el desarrollo local, y se apuesta por las personas que dependen de la solución de estos problemas como principal motor para resolverlos.
Tradicionalmente, la pobreza se entiende como un conjunto de factores de varias dimensiones. Por ello es que no hemos logrado identificar una fórmula que permita erradicarla de manera fácil, rápida y sistemática. Sin embargo, el enfoque que proponemos en este artículo impulsa un esfuerzo en el que los destinatarios de las iniciativas dejan de ser actores pasivos para convertirse en protagonistas de su propio desarrollo, y los que los acompañamos jugamos un rol que nos permita establecer diálogos, reflexiones y acciones necesarias para que las personas logren desarrollar las capacidades con las que puedan alcanzar los resultados que desean obtener.
En este sentido, agrupamos las capacidades en cuatro rubros principales:
Humanas: las personas deben saberse merecedoras y capaces de vivir en mejores condiciones, tanto para ellas como para sus familias y su comunidad. Es importante impulsar acciones que permitan derribar las barreras que los alejan de desarrollar su potencial para vivir la vida que valoran.
Sociales: lo primordial es saber claramente qué problema se solucionará a través de la empresa social, y de qué manera. Además, es importante establecer responsabilidades, mecanismos, reglas y otros elementos de gobernanza que promuevan el diálogo, llegar a acuerdos y resolver conflictos entre los participantes y futuros socios de la empresa social.
Técnicas: generalmente, ésta es la dimensión en la que más se enfocan los esfuerzos a favor del desarrollo, aunque por sí sola no es suficiente. Engloba todas las acciones que permitan mejorar la calidad y aumentar la productividad del producto o servicio. En esta dimensión, es fundamental establecer diálogos para saber qué ha funcionado bien antes y qué se puede mejorar, pero siempre buscando el equilibrio entre la experiencia, la ciencia y la innovación.
Empresariales: es la dimensión que genera más polémica en relación con el desarrollo. En muchos contextos, se tiende a satanizar la figura empresarial, perdiendo de vista todos los aspectos positivos que ésta conlleva. Es importante tener siempre en cuenta que lo más importante son las personas, pero también que la inclusión económica es un aspecto que permite que las personas obtengan los recursos para cubrir sus necesidades, labrar un mejor futuro para ellas y sus familias y encontrar opciones dignas a través del trabajo.
Sin embargo, al adentrarse en una dimensión económica, es fundamental que todos los participantes comprendan totalmente los desafíos que esta dimensión implica. El desarrollo de una mentalidad empresarial es complejo, pero también puede representar una herramienta poderosa no sólo para las empresas sociales, sino de todos los involucrados.
Este enfoque representa un esfuerzo a largo plazo, que implica el compromiso y la responsabilidad de varios actores pero también que genera cambios en un nivel más profundo.
Iliana Molina
Iliana Molina es Socióloga por la Sorbona de París y cuenta con un Máster en Economía Social por la Universidad de Mondragón, en España. Cuenta con más de diez años de experiencia en desarrollo social e inclusión económica en los sectores público, social y académico. Actualmente es Directora para México de Minka-Dev, una plataforma virtual que funciona como un mercado de oportunidades de negocio con alto impacto social, económico y ambiental.