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Desechables bioplásticos, ¿por qué no debes comprarlos?

Los bioplásticos, como los desechables de semilla de aguacate o los desechables hechos con fécula de maíz o papa, a menudo se anuncian como una alternativa amigable con el medio ambiente y preferible a los plásticos convencionales. Sin embargo, un reciente estudio advierte que esto no necesariamente es cierto.

La investigación, publicada recientemente por la Universidad de Bonn18, concluye que una mayor demanda de los plásticos de origen vegetal podría tener menos efectos positivos de los esperados; en particular, porque un mayor consumo de bioplásticos requeriría que las tierras de cultivo incrementarán, con el consecuente aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a escala mundial.

Los bioplástico se derivan de productos vegetales, como el maíz o la papa, a diferencia del plástico convencional, derivado del petróleo.

El estudio, publicado en la revista Environmental Research Letters, explica que los plásticos generalmente están hechos de petróleo, con los impactos asociados en términos de agotamiento de los combustibles fósiles e incremento del calentamiento global.

La producción de plástico es responsable, cita el estudio, de la emisión de 400 millones de toneladas métricas de CO2 por año en todo el mundo, casi la mitad del total de GEI que emitió Alemania a la atmósfera en 2017.

Para 2050, de acuerdo con estimaciones citadas en la publicación, los plásticos podrían ser responsables del 15% de las emisiones globales de CO2.

Ahora bien, los bioplásticos son, en principio, neutros en términos climáticos, ya que se producen con materias primas renovables como el maíz, el trigo o la caña de azúcar. Estas plantas obtienen el CO2 que necesitan del aire a través de sus hojas, por lo tanto, podría decirse que la producción de bioplásticos consume CO2, lo que compensaría la cantidad de emisiones que se libera al final de su vida útil.

Este entendimiento supone que el balance neto de GEI de los bioplásticos es igual a cero, por lo que se han concebido como una alternativa respetuosa con el medio ambiente.

Sin embargo, esta situación no corresponde al nivel actual de tecnología.

En primer lugar, porque “la producción de bioplásticos en grandes cantidades cambiaría el uso de la tierra a nivel mundial», de acuerdo con la doctora Neus Escobar, del Instituto de Economía de los Alimentos y los Recursos de la Universidad de Bonn, participante de la investigación.

«El consumo de bioplásticos en grandes cantidades no parece ser una estrategia efectiva para proteger el clima», explica de acuerdo con la publicación. “Provocaría efectos negativos, como el aumento de los precios de los alimentos y la conversión de áreas forestales a tierras cultivables”.

¿Un engaño?

La segunda razón por la que los bioplásticos no con neutrales en términos ambientales, es porque no están hechos 100% de la materia prima renovable, también debido a que la tecnología actual no ha llegado a ese punto.

“En el caso de los bioplásticos de semilla de aguacate, que se pusieron de moda por los popotes, se esta adicionando 70% de polímero sintético a base de petróleo, porque las moléculas biobasadas del aguacate no tienen las propiedades de resistencia que exige un popote. Entonces son bonitos pero no sirven sin polímero sintético, se engaña un poco a la gente pues en realidad sólo 30% proviene del insumo renovable”, considera el especialista ambiental Luis Manuel Guerra, mejor conocido como “El Químico”.

El problema de los bioplásticos, añade, es que requieren un insumo alimenticio así como hectáreas de cultivo para producir un plástico, en lugar de dedicarlo al consumo humano.

Pero están de moda

La creciente preocupación de los consumidores por el medio ambiente ha hecho que la demanda de los bioplásticos se incremente.

Hace 15 años, esta industria se limitaba casi en su totalidad a Estados Unidos y Europa, mientras que las proyecciones actuales indican que la demanda de los bioplásticos a escala mundial podría incrementarse 20% en los próximos cinco años, según la Asociación de la Industria Plástica de EU.

En México han surgido diversos desarrollos bioplásticos, que producen empaques y desechables de semilla de aguacate, fibra de agave o cáscaras de distintas frutas y verduras.

Incluso, la Asociación Nacional de la Industria del Plástico (Anipac) ha volteado hacia este nuevo mercado y actualmente cuenta con un equipo de trabajo que promueve e impulsa el desarrollo integral de la industria de bioplásticos en México.

“A pesar de que tienen muchísimos problemas, los bioplásticos están dentro de la moda. Actualmente siguen siendo muy caros comparados con un polímero sintético, entre 15 a 18 veces más caros, como los desechables de semilla de aguacate. Van a poder ocupar un lugar en el mercado, pero su precio y resistencia no corresponden con las necesidades actuales”, comenta “El Químico” Guerra.

El estudio de la universidad de Bonn indica que, en todo caso, los únicos bioplásticos que debieran promoverse son los que utilizan residuos de cultivos para su producción.

Incluso la creencia de que los bioplásticos reducirán la cantidad de desechos en los océanos ni siquiera se hará realidad, ya que los plásticos hechos de plantas no se degradan fácilmente en ambientes marinos, advierte el estudio.

La ventaja de los bioplásticos que encontraron los investigadores es que ayudan a reducir la dependencia de los combustibles fósiles en regiones altamente industrializadas, sin embargo, la única solución para el medio ambiente, concluyen, es usar el plástico con moderación y reciclarlo siempre que sea posible.

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