La actividad humana es la causa principal del cambio climático, en esto están de acuerdos los expertos en climatología. Las actividades que afectan y causan más consecuencias negativas son: el uso de combustibles fósiles, la producción de cemento, la deforestación masiva, las prácticas agrícolas, la cría de ganado, la descomposición de rellenos de basura, etc.
Además de ello, otras de las consecuencias que está trayendo el cambio climático es el deshielo de los glaciares terrestres del continente ártico (polo norte) y del continente antártico (polo sur).
Deshielo en la Antártida por cambio climático
El deshielo de los glaciares marinos que se encuentran bajo el agua no tiene consecuencias en el nivel del mar, ya que ocupan el mismo volumen si están congelados o si se derriten.
Sin embargo, el deshielo de los glaciares terrestres aumenta de manera significativa la cantidad de agua de los océanos. Según una serie de estudios publicados en la revista Nature, el completo deshielo del continente antártico elevaría el nivel del mar hasta 60 metros de altura.
Aunque la Antártida no puede derretirse de un día para otro, el ritmo del deshielo de la Antártida se ha triplicado en las últimas décadas: al año se derriten una media de 76.000 millones de toneladas de hielo.
El resultado es la aparición de ríos, lagos y cascadas a lo largo del continente más frío del planeta, como se puede ver en el vídeo que encabeza este artículo.
Aunque es normal que en verano el agua líquida se abra paso entre el hielo antártico, esta vez el flujo es permanente: largos ríos de 100 kilómetros de largo, enormes lagos de 80 kilómetros de superficie y cascadas que caen a 120 metros de altura.
Desafortunadamente, las organizaciones científicas internacionales temen que el ritmo de deshielo siga aumentando. El agua de estos ríos es más oscura y por lo tanto absorbe más energía solar, lo que aumenta la temperatura de la superficie y acelera la fusión del hielo.
El derretimiento de los polos es una de las mayores amenazas a la estabilidad del planeta Tierra y sus consecuencias serían irreversibles: acidificación de los océanos, alteración de las corrientes oceánicas, pérdida de los ecosistemas marinos, plagas marinas invasoras, aumento del CO2 en la atmósfera, etc.
Según los expertos medioambientales, esta década es decisiva para preservar la Antártida. Aunque la sociedad puede ayudar mediante el reciclaje y la reducción del consumo superfluo, se necesita un cambio fundamental en el funcionamiento de nuestras sociedades industriales.
Es un problema global que exige un cambio radical a nivel institucional” Gorka Moyano, ingeniero de IsardSAT, una compañía de observación del planeta vía satélite.