Uno de los mayores problemas que tenemos a nivel mundial es la contaminación, la cual contribuye fuertemente hacia el aumento del calentamiento global que nos amenaza hoy más que nunca.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica en las zonas urbanas y rurales internacionales provocan 3 millones de muertes prematuras anualmente.
Tan solo en México, la contaminación ambiental ha alcanzado medidas tan altas que han alarmado a las personas y el gobierno. Justo como recuerda el New York Times, en marzo del 2016 vivimos esa situación cuando se declaró una contingencia y, para contener lo más posible el problema, se incrementaron las restricciones en el Hoy No Circula y el transporte público fue gratuito.
Las energías alternativas son una solución a este problema y poco a poco están creciendo en el mercado. Gracias a su comunicación de responsabilidad social, sabemos que Google y Bimbo son dos corporativos que ya apuestan por utilizar energías renovables en sus operaciones; observar que dos grandes empresas ya están volviendo verde su negocio, nos hace pensar que por fin estamos comenzando a liberarnos de los carbonos. Sin embargo, estas noticias no son tan buenas como quisiéramos, ya que las energías renovables también tienen desventajas y pueden volver a la industria más dependiente de los combustibles fósiles.
The Economist reporta que “entre más se extiende [el uso de energías renovables], más se reduce el precio de otras fuentes energéticas”. Esto ha provocado que en países europeos o en regiones de China se frene la inversión en energías alternativas, puesto que no muestran la rentabilidad que quieren y la que están acostumbrados recibir de los carbonos.
La nota de The Economist también subraya el hecho de que la presión por descarbonizar la energía ha promovido que los gobiernos retomen las riendas de la industria y la monopolicen, un hecho que perturbaría al sector energético. Según el artículo, hay tres razones que explican por qué los precios de la electricidad se reducen y por qué los subsidios públicos producen dependencia:
- El exceso de subsidios públicos distorsiona el mercado, merman los ingresos de utilidades y dificultan la inversión privada.
- La energía verde es intermitente. Los paneles solares y las turbinas dependen en gran parte del buen clima que tenga un país. Por ello, los inversionistas privados prefieren poner su dinero en otra clase de energía, dejando el campo abierto a los fondos públicos.
- La energía renovable tiene un bajo o nulo costo marginal de operación porque “el sol y el viento son gratuitos”, por lo tanto, quitan negocio a los proveedores, reducen los precios y los ingresos disminuyen para todos.
La insuficiencia de retornos se ha vuelto un inconveniente para varios países, y las empresas privadas están menos inclinadas a poner su capital en las energías verdes debido a su intermitencia. Entonces, ante las desventajas de las energías renovables ¿dejar el asunto en manos de los gobiernos, la política y el monopolio es la única opción? No, la tecnología puede aportar una respuesta favorecedora.
“La digitalización, los medidores inteligentes y las baterías permiten a las empresas y los hogares ‘suavizar’ su demanda”, afirma The Economist. Esto es lo que ayuda a lidiar con la irregularidad de las energías renovables.
De cualquier modo, la verdadera solución yace en la transformación del mercado para que pueda responder ante la nueva oferta y demanda que busca flexibilidad. Algunas alternativas serían:
- Ajustar los precios con más frecuencia y, en tiempos de escasez, fijar un costo alto.
- Recompensar a aquellos que estén dispuestos a usar menos electricidad para equilibrar la red.
- Los recibos pueden ser más altos o bajos, dependiendo de si un cliente solicitó una “electricidad constante” (es decir, una especie de póliza de seguro).
¿En México qué está sucediendo? Hay un claro antes y después al respecto.
En 2014, el estudio Climatescope (o Climascopio) lo posicionó como el octavo país con mayor capacidad de inversión en energía limpia. No obstante, en ese momento el reporte indicó que el punto débil del país era la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ya que dejaba poco espacio para los inversionistas privados, según informó Sipse.
La investigación que se realizó en 2016 colocó a México en el noveno lugar, y señaló que la reforma energética iniciada en 2013 está brindando más oportunidades a las compañías privadas y, por consiguiente, se espera que los nuevos proyectos –de los cuales ya se encuentran a bordo 34 empresas, de acuerdo con Excélsior– atraigan más de dos billones de dólares de inversión en los próximos dos años.
Aunque la reforma energética continúa siendo polémica por su capacidad de relegar la economía nacional para favorecer la extranjera, no es la única iniciativa mexicana.
CEMEX y Grupo México están buscando participar con socios para proyectos de cogeneración de energía, informó El Financiero. “Estamos tratando o buscando una estructura que mejor convenga por el tema del retorno”, dijo al periódico José Francisco Castro, en ese entonces gerente de CEMEX.
Como podemos ver, las desventajas de las energías renovables tienen el potencial de detener su avance, pero existen soluciones que toda empresa que se llame a sí misma socialmente responsable debe, aunque sea, tratar de implementar en su negocio. Si no funcionan, solo significa que será momento de crear más ideas, no una derrota total.
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