En el mundo de los negocios, los líderes que dirigen algunas de las empresas más importantes en EE.UU., también dirigen sus esfuerzos a favor de buenas acciones, donando parte de su fortuna a organizaciones de manera desinteresada.
Un ejemplo de esto es Bill y Melinda Gates, quienes se consideran una pareja de filántropos en EE.UU. y se han encargado de donar a sectores como salud y educación. Por su parte, Mark Zuckerberg —fundador de Facebook— y su esposa Priscilla Chan, han donado parte de su riqueza a segmentos de ciencia, educación y justicia penal.
A todo esto se le considera filantropía, pero entonces… ¿cómo se define a la acción de ayudar a un extraño sin un interés en particular como obsequiar ropa, alimentar a alguien que no tiene comida o dar limosna?
Te contamos la diferencia entre caridad y filantropía organizada.
Diferencia entre caridad y filantropía organizada
La palabra filantropía viene del griego y latín «philanthropia», la cual significa el amor a la humanidad. Es la aportación de donativos privados y voluntarios, individuales y colectivos en beneficio de la comunidad de una manera desinteresada.
La caridad es una acción que se ejerce sin distinción de ningún tipo, es absoluta y desprendida y universal, dado que se fundamenta en el amor a Dios y este se encuentra en todos y en todas partes.
Muchas veces estos términos se confunden, pero cabe resaltar que aunque la intención de la caridad sea ayudar y satisfacer las necesidades de los demás tomando en cuenta las urgentes, esta no es suficiente para todo aquello que requiere un grupo vulnerable, es ahí cuando se recurre a la filantropía organizada.
¿Qué es la filantropía organizada?
La filantropía organizada se usa en el contexto humanista no religioso y busca que el cambio sea duradero a través de programas sociales y/o ambientales llevados a cabo por la empresa.
La inversión de este tipo no espera beneficios ni está alineada a la estrategia de la empresa; eso es lo que la diferencia de la Responsabilidad Social (RS) o la inversión socialmente responsable.
Un claro ejemplo de la filantropía organizada es aquella que hemos visto durante la emergencia sanitaria de los últimos meses.
La filantropía organizada: crucial tiempos de COVID-19
Hasta ahora hemos tenido grandes cambios consecuencia de la pandemia por COVID-19, y es probable que nos esperen más. Por esta razón debemos volver a lo que somos como humanos y conectarnos mejor entre nosotros, especialmente en un momento de crisis.
El objetivo principal de la filantropía organizada en estos tiempos no es tanto brindar asistencia o servicio, sino alterar de manera permanente las condiciones que hacen necesaria la asistencia. Si se lleva a cabo de manera organizada se pueden lograr objetivos buenos hacia grupos vulnerables.
Este tipo de filantropía puede ser ejercida por una persona o una empresa, y en los últimos tiempos ha proliferado una cantidad enorme de organizaciones no gubernamentales (conocidas como ONG) y asociaciones que, a través de grandes donativos de dinero, ayudan a una gran porción de la población.
La filantropía organizada cumple un papel crucial en la promoción de una sociedad civil sana, sostenible y democrática; no solo al apoyar organizaciones individuales de la sociedad civil, sino también a través de la construcción de las bases para el pluralismo, la participación cívica, la equidad y justicia social.
Christopher Harris de la Fundación Ford.
Los niños, niñas y jóvenes figuran como los principales beneficiarios de la filantropía organizada, seguidos por personas de la base de la pirámide y sectores vulnerables.
El papel de las fundaciones en la filantropía organizada
La filantropía organizada logra trabajar con tres tipos de entidades:
- Fundaciones.
- Empresas.
- Entidades religiosas (ocasionalmente).
Estas realizan donaciones a terceros (dinero, bienes, tiempo o mediante una combinación de todas) de manera pública.
Acciones para lograr grandes resultados
A raíz de la pandemia global, distintas organizaciones se han encargado de llevar acciones que apoyen a grupos vulnerables de manera organizada y puntual. Las fundaciones realmente comprometidas pueden lograr grandes resultados si se llevan a cabo las siguientes acciones.
1. Asumir riesgos
En la filantropía organizada el riesgo es vital para la verdadera innovación, asumir riesgos que otros no pueden activar producirá un cambio sustancial a largo plazo.
2. Actuar con visión a largo plazo
A diferencia del gobierno y las empresas que deben centrarse en resultados más inmediatos, las fundaciones deben actuar con una visión a largo plazo, por ejemplo, las organizaciones que operan en ciclos presupuestarios anuales pueden no ser capaces de invertir en la creación de nuevas capacidades que resulten rentables a largo plazo.
3. Ayudar a coordinar al equipo de trabajo
Una vez que se asuman riesgos y se actúe con una visión a largo plazo, las fundaciones deberán centrar la mirada a todo el equipo de trabajo para que colaboren juntos y aborden las crisis que enfrentamos.
Aquí es donde la limitación de una fundación —su incapacidad para efectuar un cambio sistémico por sí misma— es una ventaja. Los recursos de una fundación, aunque son grandes en comparación con los de muchos otros tipos de organizaciones, se ven eclipsados por los presupuestos de los gobiernos o las valoraciones de mercado de las grandes empresas.
Hoy en día se necesita unir esfuerzos, por ello la filantropía organizada tiene la clara responsabilidad de liderar proyectos donde otros no pueden o no quieren realizarlos. No obstante, se debe recordar que para hacerlo de manera correcta, se requiere más que contar dinero, se necesita un enfoque a largo plazo.
Los desafíos son tan grandes que las organizaciones realmente comprometidas no pueden perder un minuto, y para generar un cambio real, se necesita de la filantropía organizada, no solo de la caridad.