La economía del compartir se ha abierto camino con mucha fuerza en los últimos años. La idea es que gracias a servicios como Uber se le saca un máximo provecho a los recursos existentes y se generan oportunidades económicas para personas que previamente no las tenían.
Muchas compañías han nacido con este nuevo modelo de negocios, mientras que otras se han adaptado para aprovechar sus beneficios. Sin embargo, eso no significa que esté exento de los problemas que surgen en los modelos tradicionales, como la discriminación.
Esto es lo que han descubierto los usuarios de AirBnb, una de las empresas más representativas de la también llamada economía colaborativa. Su servicio permite publicar y reservar espacios de vivienda (que van desde un cuarto hasta una casa o incluso un castillo) en un gran número de ciudades del mundo, sirviendo como una alternativa a hoteles u hostales. ¿El problema? Que los posibles huéspedes pueden quedar a merced de los prejuicios de quienes rentan, sin estar protegidos por la ley o las políticas de la empresa.
Según un estudio citado por el portal Triple Pundit, las solicitudes de hospedaje enviadas por personas con nombres tradicionamente afroamericanos tienen un 16% menos de posibilidades de ser aceptadas que las de usuarios con nombres típicamente relacionados con la raza blanca. Esto lo vivió en carne propia el estudiante Gregory Selden, quien fue rechazado por un posible anfitrión al usar su nombre y fotografías reales, pero aceptado usando el nombre e imagen de hombres blancos. Selden demandó recientemente a la compañía y muchos otras personas están discutiendo experiencias similares bajo el hashtag #AirBnBWhileBlack.
I’ll say that despite having good reviews on AirBnB, my hit rate for a place is roughly 1 reservation for every 4 tries. #AirBnbWhileBlack
— Jamelle Bouie (@jbouie) April 29, 2016
My wife & I tried to book w/ @AirBnb for a vaycay. Hosts w/ listed available rooms respond w/ 'Unavailable.' White friend got 'available.'
— 777-9311 (@MiQL) December 13, 2015
Además de estos casos de discriminación racial, existen otros problemas. The Guardian describe el caso de Shadi Petosky, quien produce programas de televisión. Ella compartió en Twitter una imagen mostrando que su anfitriona potencial le dio las gracias «por ser honesta» respecto a su identidad transgénero pero le negó hospedaje, argumentando que la presencia de Petosky le causaría incomodidad a su hijo adolescente.
I was denied @Airbnb because I disclosed that I'm trans. Airbnb did nothing. Had I not disclosed I'd be "dishonest" pic.twitter.com/jEkbEFIG2r
— Shadi Petosky (@shadipetosky) June 5, 2016
Esto sucedió en 2015. En ese momento, Petosky contactó a la empresa, que no hizo nada al respecto. Cuando ella comentó el caso en Twitter más de un año después, el director de Asuntos Públicos de la marca sí contestó de forma casi inmediata, diciendo «La discriminación no tiene lugar en la comunidad de AirBnB. Eliminaremos a este huésped de AirBnB.»
Según reportes de The Washington Post, AirBnB ya está tomando pasos para actualizar sus políticas y mejorar la experiencia para sus usuarios de raza negra e incluso contrató a una experta para liderar las revisiones a su proceso. Sin embargo, es posible que el daño ya esté hecho: se espera que este verano se lance NoirBnB, un servicio muy similar pero especializado en este mercado.