Se trata de un método global y completo par la creación de productos y sistemas no perjudiciales para el ambiente, socialmente equitativos y económicamente viables. En términos ecológicos, significa que el diseño debe ofrecer beneficios obvios y cuantificables.
Con un panorama claro, no hay como postergar la adopción del diseño sostenible en las empresas. Europa, por ejemplo, está abriendo camino para ese cambio en su manera de pensar y recientemente propuso una Política Integrada de Productos (IPP, por las siglas Integrated Product Policy) que promueve e impulsa el desarrollo sostenible.