Por la magnitud y naturaleza del mega proyecto, su construcción y operación podrían causar desequilibrio ecológico o rebasar las condiciones que la legislación ambiental determina para la protección y preservación de los ecosistemas. En tal sentido, la iniciativa Dragon Mart está obligada de conformidad a la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) y su Reglamento en Materia de Evaluación del Impacto Ambiental (REIA), a contar con autorización previa de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Al momento, Dragon Mart ni ha obtenido de la Semarnat la autorización referida, como tampoco ha sometido su proyecto al procedimiento de evaluación de impacto ambiental federal referido. No puede pues, en apego a derecho, iniciar actividades de construcción y menos de operación.
Es cierto que Dragon Mart cuenta con una autorización ambiental por parte del gobierno del estado de Quintana Roo, y con ciertas determinaciones por parte de la Delegaciones Federales de la Semarnat y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), pero dichas instancias carecen de atribuciones para eximir a Dragon Mart de sujetarse al procedimiento de evaluación de impacto ambiental, mismo que debiera ser bajo una modalidad regional, como carecen también de facultades para otorgarles una autorización en materia de impacto ambiental federal que sólo compete a la Semarnat, en específico a la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de ésta dependencia.
Es del dominio público y ha sido ampliamente difundido por los promoventes de Dragon Mart su reticencia, sino que rechazo, a someter su proyecto a evaluación de impacto ambiental ante la Semarnat. Máxime considerando que se trata de un procedimiento al cual todos los proyectos con componentes similares se ciñen un día sí y otro también no sólo en Quintana Roo, sino a lo largo del país.
Pero más llama la atención que la Semarnat y la Profepa, teniendo atribuciones y estando obligados, no hayan hecho una gestión del tema con los promoventes de Dragon Mart a efecto que someta su proyecto a evaluación de impacto ambiental federal.
Al margen de las implicaciones comerciales, poblacionales y de otra índole del mega proyecto, es de su propio interés cumplir con las leyes. Al someter su proyecto a evaluación de impacto ambiental estarían en posibilidad de despejar las dudas sobre los impactos ambientales que podría generar. Es una carga que corre a su cargo y no de la sociedad.
Al mismo tiempo, en el contexto de la evaluación ambiental por Semarnat, la comunidad local y la sociedad en general –sin importar su posición respecto del proyecto- estaríamos en posibilidad de formular nuestros comentarios y observaciones, e incluso de participar directamente con éstos, en la reunión pública informativa que seguramente la Semarnat realizaría sobre el particular
Hagamos votos e incentivemos a la Semarnat y a la Profepa para que en ejercicio de su mandato gestionen –en lo económico o coactivamente- a que Dragon Mart someta su proyecto a evaluación de impacto ambiental. Con esto ganaremos todos, tanto Dragon Mart, como la comunidad y la sociedad que podremos así ejercer nuestro derecho a un medio ambiente, a la participación pública y a la información.
Fuente: Revista Equilibrio en Línea.