A finales del mes pasado, varias organizaciones llamaron atención sobre una campaña publicitaria de la cadena Dunkin’ Donuts, la cual tenía como objetivo promover las «charcoal donuts» o «donas de carbón», llamadas así por su color negro intenso. Claro, el problema no es el producto sino la imagen usada por la campaña: una chica blanca pintada totalmente de negro, con un peinado retro y los labios rosa brillante.
En Tailandia, donde este tipo de caracterización es común, las donas de carbón no levantaron mucha polémica, pero en Estados Unidos (sede de Dunkin’ Donuts) grupos como Human Rights Watch se extrañaron de que una compañía ignorara las implicaciones históricas de este tipo de pintura, ya que en el siglo 19 la práctica era conocida como «blackface» y se usaba en espectáculos como el vodevil, donde artistas blancos representaban a la población negra por medio de estereotipos discriminatorios.
Dunkin’ Donuts ya publicó una disculpa, diciendo: «reconocemos la insensibilidad de este spot y nos disculpamos en nombre de nuestra empresa y de la franquicia en Tailandia por cualquier ofensa que haya causado». Además, también se canceló la pauta en televisión de la campaña y se cambiará por completo el concepto. Por otro lado, el CEO de la marca en Tailandia no comprendió cuál era el escándalo, considerándolo «absolutamente ridículo».
Este es un caso donde las implicaciones culturales e históricas del «blackface» pueden haberse «perdido en la traducción», pero Dunkin’ Donuts tiene la responsabilidad, como marca estadounidense, de sensibilizar a sus franquicias y asegurarse de que el racismo no tenga lugar en su publicidad.
[…] blanca pintada totalmente de negro, con un peinado retro y los labios rosa brillante fue la imagen seleccionada en 2013 por Dunkin’ Donuts para la publicidad de su producto charcoal donuts (donas de carbón) llamadas […]