Según el Banco Mundial, anualmente se generan en el mundo 2.01 mil millones de toneladas de residuos sólidos municipales. De manera extremadamente conservadora, al menos el 33 por ciento de estos residuos no se gestiona de manera ambientalmente segura, de acuerdo con Edie.
Con miras al futuro, se requiere abordar urgentemente una reinvención de nuestra relación con estos recursos si queremos enfrentar uno de los desafíos más grandes de la humanidad: el hambre y alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible No. 2: Hambre cero. Una de las vías más viables y rápidas hasta ahora es adoptar la economía circular para reducir el desperdicio de alimentos.
Entendiendo la economía circular
Como modelo económico, la economía circular busca minimizar la generación de residuos y maximizar el uso de recursos existentes. En lugar de seguir un modelo lineal de tomar, hacer, usar y desechar, se busca mantener los recursos en uso durante el mayor tiempo posible, reduciendo así la cantidad de residuos generados.
Al adoptar una economía circular se asegura el acceso a los recursos para las generaciones futuras y se protege nuestro mundo natural. Para abordar el desperdicio de alimentos, se deben seguir principalmente dos principios. En primer lugar, reducir los residuos en cada etapa de la cadena de suministro. En segundo lugar, en lugar de deshacerse de las cosas al final de su vida útil, se deberían reutilizar y volver a utilizar.
Por ejemplo, los residuos de alimentos se pueden fermentar para hacer alimento para animales o biogás, y el plástico se puede reciclar para hacer nuevos productos. Esto es relevante si consideramos que un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se desperdicia o se pierde. Cada año, se pierden 1.3 mil millones de toneladas de alimentos que nunca se consumen. Mientras tanto, los seres humanos producen anualmente 400 millones de toneladas de plástico, el doble de lo que se producía hace dos décadas.
La buena noticia es que la economía circular puede abordar el problema del desperdicio de alimentos vinculado con las operaciones de fabricación y venta minorista, y reducir la pérdida de alimentos en las granjas. Actualmente, el 14% de la producción mundial de alimentos se pierde entre la cosecha y la venta minorista, lo que representa el 50% de todo el desperdicio y la pérdida de alimentos a nivel mundial.
Combatir el desperdicio de alimentos
Parte de la dificultad radica en que las cadenas de suministro complejas y multinivel pueden reducir la visibilidad de una empresa sobre dónde ocurre la pérdida de alimentos. Es fundamental garantizar la transparencia y presentar informes regulares y sólidos. Lo que se mide se gestiona. También debemos aumentar la conciencia del consumidor sobre el fin del desperdicio de alimentos, incluyendo una etiqueta clara para que las personas sepan cuándo los alimentos siguen siendo seguros para consumir.
No obstante, para proteger el medio ambiente natural y satisfacer las necesidades de nuestra creciente población mundial, debemos continuar investigando y desarrollando alternativas sostenibles de materias primas. Las empresas también deben invertir en innovación para mejorar el diseño del embalaje y eliminar el uso de materiales problemáticos y excesivos.
Los posibles beneficios de una economía circular son enormes, especialmente para ayudar a alcanzar los objetivos climáticos. Si el desperdicio de alimentos fuera un país, tendría la tercera huella de carbono más grande del mundo, justo detrás de China y Estados Unidos.
Con el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU advirtiendo que el mundo está al borde de un calentamiento catastrófico, debemos utilizar todas las palancas posibles para minimizar el daño irreversible. En julio, el Momento de Balance de los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas encargará a los países que revisen su progreso en la transformación de la forma en que producen alimentos para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Sistema alimentario más equitativo, sostenible y próspero
Integrar la economía circular para el desperdicio de alimentos presenta una gran oportunidad para tratar la gestión de residuos, circular los recursos y regenerar la naturaleza, en un momento en que los científicos han hecho sonar las alertas para abordar el cambio climático.
En todo este camino, la transparencia y el informe regular son cruciales para identificar y abordar la pérdida de alimentos en complejas cadenas de suministro. Además, es necesaria la inversión en investigación y desarrollo de materiales alternativos y soluciones innovadoras de envasado.
ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO, TODOS DEBEMOS HACER CONCIENCIA, Y A LOS SUPERMERCADOS, Y TIENDAS DE ABARROTES EXIGIRLES BOLSAS Y ENVASES BIODEGRADABLES, ANTES ERA TODO DE PAPEL. TAMBIÉN LAS BEBIDAS BUSCAR LA MANERA DE ENBASALAS COMO LA LECHE EN EMPAQUES DESECHABLES Y NO CONTAMINAN.