Las empresas españolas nunca han sido más eficientes en su gestión del cambio climático, lo que les permite consolidarse entre las mejores prácticas europeas. Sin embargo, frente a este buen dato, aún deben avanzar en la fijación de objetivos concretos de reducción de emisiones en el largo plazo. Estas son las principales conclusiones del Informe del CDP Iberia 125, elaborado por Ecodes a partir de las evaluaciones de PwC, presentado esta mañana en Madrid. El documento analiza las estrategias de cambio climático, la evolución de las emisiones de gases invernadero y los riesgos y oportunidades asociados, de las 85 mayores empresas españolas cotizadas, así como de 40 compañías portuguesas (el 93% y 82% del mercado respectivamente).
La fijación de objetivos concretos de reducción de emisiones es un punto especialmente sensible ante un escenario de recuperación económica, ya que las empresas españolas corren el riesgo de experimentar un aumento precipitado en sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y una disminución de su competitividad internacional, si no se establece un compromiso más fuerte o la puesta en marcha de estrategias ambientales a largo plazo.
El informe también destaca cómo el 92% de las empresas de la muestra Iberia 125 tienen asignada directamente la responsabilidad de la gestión del cambio climático en el consejo de dirección, en un comité del mismo, o en un directivo senior de la compañía. Además el 77% ofrece incentivos monetarios a sus empleados por el logro de objetivos relacionados con el cambio climático.
Esta mejora en la gestión del día a día no se traduce en una reducción significativa de las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero), al disminuir la actitud proactiva de las compañías en este campo. En cifras, esto se traduce en un aumento del 10% de los objetivos de reducción a corto plazo de las compañías españolas y portuguesas, mientras que los objetivos a largo plazo han disminuido en un 26% y el número de iniciativas de reducción a largo plazo en un 27%.
Por último, cabe destacar que, pese a que este año han respondido al cuestionario cinco empresas más que en la edición 2012, el número de compañías que han presentado una verificación válida se ha reducido en una, respecto al al año pasado;un retroceso que no se corresponde con la tendencia en la mayoría de países europeos, en los que la verificación de emisiones es ya un criterio consolidado.
Steven Tebbe, director de CDP para Europa, afirma que “los inversores ya no están sólo interesados en saber qué impacto tendrá el cambio climático en las empresas sino en cómo y cuándo se producirá ese impacto y qué grado de preparación tienen las compañías para gestionar estos riesgos y evitar las posibles repercusiones económicas. Las empresas que cuentan con estrategias exitosas a largo plazo en este ámbito obtienen una ventaja competitiva de negocio que les ayudará a posicionarse de manera más atractiva ante los inversores”.
Por su parte, Víctor Viñuales, director de Ecodes asegura que “es necesario que además de las negociaciones internacionales, todos los agentes hagamos lo posible por una economía baja en carbono. La mejora en la gestión del cambio climático en las empresas españolas es una buena señal, pero es imprescindible que reduzcan significativamente sus emisiones de carbono. No solo los inversores, sino también el gobierno y la ciudadanía van a exigírselo”.
Para Mari Luz Castilla, socia responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC, “en España tenemos un buen número de empresas en los índices más altos de gestión del cambio climático a nivel mundial, muy por encima de lo que correspondería a nuestra participación como país. Pero el entorno económico actual demanda a las empresas nuevos compromisos que justifiquen y pongan en valor su contribución a la sociedad. Por ello, las empresas deben avanzar hacia un enfoque de medición y gestión del impacto ambiental más amplio, basado en objetivos a largo plazo y que afecte a otros ámbitos (social, económico o fiscal, entre otros)”.
Fuente: Compromiso RSE.