El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia México (Unicef-México) recomienda que las niñas y los niños de entre 6 y 11 años de edad deben tener pleno acceso a la educación básica, como una condición para su posterior desarrollo individual.
Sin embargo, esto no es así. En su página web, Unicef informa que para 2009 en México había un total de 13 millones de niñas y niños entre los 6 y los 11 años de edad.
La matrícula en educación primaria para niños, fue de 97.9 por ciento y de 98.6 por ciento para niñas, cifras que indican que muchos menores de edad no asisten a la escuela.
Unicef-México señala que entre las diversas causas de deserción escolar se encuentran la falta de apoyo de los padres y de los maestros para aprender; que los maestros no hablen la lengua de las comunidades donde enseñan; y obstáculos administrativos, como no tener acta de nacimiento, documento oficial del que más carecen las niñas.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en su reporte “La Infancia Cuenta en México 2009”, advierte que la discriminación hacia las niñas es evidente desde los primeros momentos de su vida un ejemplo es que el porcentaje de ellas con registro de nacimiento es menor en comparación con los niños.
“Existe una diferencia significativa por sexo en el país que es consistente en todas las entidades: si hablamos de niños, el registro asciende a 78.1 por ciento; mientras que para las niñas disminuye a
75.5 por ciento”.
En lo que se refiere a la educación, la Red indica que las niñas tienen una mayor tasa de matriculación desde preescolar, y que esa tendencia se pierde en el nivel medio. Desde los 14 a los 17 años, dependiendo de la entidad, la cantidad de niños en las escuelas supera a la de las niñas.
A la deserción escolar de las niñas por motivos económicos se suma el abandono de la escuela provocado por el embarazo adolescente. A decir de especialistas, la escasa o nula educación sexual que recibe la infancia mexicana contribuye a ese fenómeno.
Además, la proporción de población sin instrucción es mayor para las mujeres que para los hombres, sin importar si la localidad es urbana o rural.
Cabe recordar que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) incluyeron la educación de las niñas como uno de los Objetivos del Desarrollo del Milenio, lo que debería significar redoblar estrategias y recursos en la lucha contra la exclusión de las niñas al derecho de recibir educación básica.
Unicef-México afirma que otro problema en la educación de la infancia mexicana es la baja calidad de la educación en el país. Según pruebas internacionales, la mitad de los alumnos en el año 2000 de 15 años no entendían bien lo que leía; en 2003, dos de cada tres no utilizan adecuadamente las matemáticas; y para 2006, la mitad tenía insuficientes conocimientos y habilidades en ciencias.
Para la instancia internacional, la baja calidad de la educación de muchas escuelas es también resultado de la escasa inversión educativa en el país: “México invierte por estudiante en primaria $11,400 pesos corrientes al año, el más bajo entre todos los demás países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)”.
Como botón de muestra del estado de la educación en México, hace unos días el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, afirmó que las telenovelas pueden ser un instrumento importante para abatir el analfabetismo y el rezago educativo en nuestro país.
En entrevista, Nashieli Ramírez, consejera de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, advierte que mensualmente las familias mexicanas gastan en promedio 242 pesos al mes por niña o niño que estudia en escuela pública.
“Es decir, en promedio estás gastando 242 pesos en varias cosas: en pintura para la escuela, para el paseo del que no te avisaron, del festival etc. Y aunque esa cantidad no es estratosférica, si tomamos en cuenta que el salario mínimo diario es de 55 pesos, pues ya vemos el panorama”, explica.
“Pensamos que la educación es un factor estructural para romper el círculo vicioso de la pobreza”, pero si no aseguramos a las y los niños su derecho a la educación lo que estamos haciendo es perpetuar la pobreza y las brechas de desigualdad, subraya.
Discriminadas
A la deserción escolar de las niñas por motivos económicos se suma el abandono de la escuela provocado por el embarazo adolescente. A decir de especialistas, la escasa o nula educación sexual que recibe la infancia mexicana contribuye a ese fenómeno. La directora de la organización civil Afluentes, Gabriela Rodríguez, explica que las adolescentes de niveles socioeconómicos bajo y medio bajo son las más vulnerables a presentar embarazos no planeados e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).
La experta señala que la cifra de mujeres embarazadas más alta se encuentra entre las de 16 a 20 años de edad, es decir cuando tendrían que ir a la preparatoria o universidad.
El 55 por ciento de las madres menores de 20 años tiene embarazos no deseados, de ese total sólo 5 por ciento recurre al aborto. El 95 por ciento restante va a tener el hijo o hija aunque no sea deseado.
Gabriela Rodríguez afirma que las mujeres todavía tienen la connotación de que el aborto es pecado, a lo que se agrega que se enteran tardíamente de su embarazo y la falta de información y acceso a los servicios de salud.
“La mayoría de ellas son estudiantes que viven con sus padres y les hace falta educación sexual y reproductiva, así como acceso a servicios de salud amigables”, observa.
Ipas México apunta que cada minuto nacen tres niñas y niños en el país y uno de ellos es de madre adolescente. Existe 60 por ciento de riesgo adicional de mortalidad materna entre adolescentes embarazadas y más posibilidad de que estas mujeres abandonen la escuela por falta de recursos y discriminación.
Rodríguez abunda que los servicios públicos de salud para las adolescentes no son accesibles, además de que las jóvenes carecen de información en prevención del embarazo y para postergar el tener hijos.
Las niñas pobres y sin educación de entre 15 y 16 años deciden casarse y tener hijas e hijos al considerar que no tienen otra mejor opción de vida, detalla la directora de Afluentes.
Para 2010 en México había 30.5 millones de niñas y niños de entre 0 y 14 años, lo que representa 28.1 por ciento de la población total, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo).
Las entidades con mayores porcentajes de menores de edad son Chiapas y Guerrero; mientras que los más bajos son Distrito Federal, Colima, Nuevo León, Baja California Sur y Yucatán.
Fuente: Milenio.com, Suplemento Todas, p. 06.
Reportero: Nallely Ortigoza.
Publicada: 18 de abril de 2011.