El Gran Rompecabezas de la Alimentación, publicado hoy por WWF, es una investigación que incluye una nueva herramienta digital que ayuda a identificar las acciones más adecuadas para transitar hacia sistemas de alimentación sostenibles.
El informe destaca que los sistemas alimentarios -la compleja red de actividades que implica la producción, el procesamiento, el transporte y el consumo de alimentos- producen importantes impactos sobre la naturaleza y el cambio climático y sólo pueden volverse sostenibles con soluciones en el ámbito local.
Como parte del primer estudio global de este tipo, la organización de conservación analizó más de 100 países y los clasificó en seis tipos de sistemas alimentarios diferentes, en función de sus características ambientales y socioeconómicas, y sugiere las acciones con mayor impacto positivo que pueden ejecutarse en cada uno de éstos. La inclusión de factores ambientales distingue a este estudio de otras tipologías de sistemas alimentarios con el fin de destacar que la producción de alimentos depende totalmente de un mundo natural funcional.
El reporte identifica a México como un país que contiene significativas áreas clave de biodiversidad, así como moderadas concentraciones de zonas alta de biodiversidad -que albergan una gran cantidad de especies endémicas- y una menor concentración de zonas de carbono irrecuperable. Se distingue por tener suficientes recursos para generar dietas basadas en vegetales, pero alerta que el agua puede ser un problema relevante para el futuro y la seguridad alimentaria debe abordarse de forma continua.
“México tiene gran potencial para mejorar su sistema alimentario y presenta retos en función de las diferencias regionales. Los expertos coinciden en ubicar el apoyo a los pequeños productores y la promoción de dietas saludables y locales como motores de cambio fundamentales. La restauración de la biodiversidad, la investigación y la educación se consideran acciones de primer orden y se subraya la importancia de impulsar la tecnología de punta en la producción y la cadena de abastecimiento”, destacó Jorge Rickards, Director General de WWF México.
Aunque existen algunas similitudes entre todos los tipos de sistemas alimentarios (nombrados del 1 al 6 para evitar sesgos o preconcepciones), existen diferencias notables entre las acciones prioritarias a emprenderse en cada uno de ellos.
“Los sistemas alimentarios son extremadamente complejos y están determinados por muchos factores, entre ellos el patrimonio cultural, los valores y los contextos locales. Eso significa que no hay soluciones milagrosas que funcionen en todas partes y reviertan el impacto devastador que los sistemas alimentarios actuales tienen sobre la naturaleza y la salud humana. El enfoque del Gran Rompecabezas de la Alimentación ayuda a todas las partes interesadas a identificar acciones basadas en la ciencia y en el contexto local, o las soluciones basadas en las características de un sitio”, dijo Brent Loken, Líder Científico Global de Alimentación para WWF.
Por ejemplo, en México, China, España y Sudáfrica, identificados como Tipo 4, adoptar métodos de alta tecnología tendría un mayor impacto. Los sistemas alimentarios de estos países ya están altamente industrializados, pero también enfrentan los niveles más altos de riesgo hídrico, en particular teniendo en cuenta los impactos previstos del cambio climático. Es probable que los métodos de alta tecnología, que puedan preservar el acceso a agua limpia y segura, como el uso de entornos controlados para la producción de alimentos o la desalinización de agua salada para riego, sean de gran importancia.
El fortalecimiento de los compromisos existentes y su implementación tendría mayor peso en los países del Tipo 5, incluidos los Estados Unidos, el Reino Unido, los Países Bajos, Alemania y el Japón. Estas naciones suelen tener regulaciones o acuerdos vigentes, pero la implementación suele ser deficiente. Cumplir con los compromisos que ya existen tendría mejores resultados que desarrollar nuevas soluciones. La promoción de alimentos saludables, sostenibles y tradicionales (como los frutos secos, las legumbres y los cereales nutritivos) es una opción en los países del Tipo 2 -como Etiopía, Filipinas y Vietnam- y en México donde se dejan atrás culturas alimentarias saludables y sostenibles yhay un aumento del consumo de alimentos ultraprocesados y de origen animal.
Si bien no existe un único conjunto de intervenciones de políticas que deba aplicarse a escala mundial, la investigación reveló una necesidad constante de optimizar el uso de la tierra y restaurar la biodiversidad, mejorar la educación y el conocimiento sobre dietas saludables y sostenibles, yrediseñar los subsidios e incentivos financieros.
“Hay muchos ejemplos de países que ya están aplicando las acciones de mayor impacto. En el futuro, el enfoque del Gran Rompecabezas de la Alimentación ayudará a acelerar la itransformación del sistema alimentario. Encontrar soluciones basadas en cada lugar y construir coaliciones de actores que puedan aprender unos de otros y compartir medidas efectivas e historias de éxito ayudará a crear sistemas alimentarios saludables y sostenibles”, concluyó Loken.