En esta temporada de calor, deje de usar su automóvil. Ayudará a la ciudad, contribuirá a que no se genere tanto ozono en la atmósfera del Valle de México y, por consiguiente, a que se mejore la calidad del aire que usted y su familia respiran diariamente.
De marzo a junio, la “temporada de ozono”, la temperatura y los rayos del sol son más fuertes que el resto del año. El calor y la radiación multiplican los niveles de ozono, el contaminante más abundante en el DF, que se forma principalmente con los gases que emiten los automóviles particulares.
El químico Armando Retama, director de Monitoreo Atmosférico de la Secretaría de Medio Ambiente del DF, señala que ante esta situación y en esta temporada los ciudadanos deben asumir su responsabilidad con el problema ambiental de la ciudad.
“Como ciudadanos somos responsables de lo que emiten nuestros coches”, afirma el ambientalista; entonces “pensemos que si en la ciudad de México circulan alrededor de cinco millones de vehículos y cada vehículo emite un gramo de contaminante, hay cinco toneladas de contaminantes” en el aire.
Pero el ejemplo es mínimo, dice Retama. “Tu vehículo no emite un gramo, emite varios cientos de gramos; entonces si multiplicas todo vas a encontrar una gran cantidad de toneladas de contaminantes flotando en la atmósfera y, una pequeña parte, la aportaste tú”.
El incómodo ozono
En primavera, las precontingencias ambientales por ozono en el Valle de México son comunes. En 2011 ha habido una. En 2010 fueron tres. Y es que los niveles de ese compuesto se disparan en estas fechas porque los automóviles lo hacen reaccionar.
Armando Retama explica que el ozono es una forma diferente del oxígeno. Es un contaminante “inquieto”.
Primero, hay que saber que los automóviles emiten contaminantes como hidrocarburos y dióxido de nitrógeno (NO2). El calor y los rayos del sol provocan que estas sustancias se descompongan y liberen átomos de oxígeno, átomos solitarios, a los que “no les gusta” estar solos. Entonces, se mezclan fácilmente con cualquier sustancia que encuentren en el aire.
Si esos átomos solitarios se combinan con el oxígeno, disponible fácilmente en la atmósfera, lo convierten en ozono. El ozono es una forma diferente del oxígeno, es oxígeno con tres átomos. Pero el oxígeno sólo “está contento” cuando está formado por dos átomos; entonces buscará deshacerse del átomo extra. Si éste se libera, “puede entrar en contacto con nuestra piel y tratar de combinarse con nuestras células; si entra en contacto con nuestros ojos, va a tener una reacción; si entra a nuestros pulmones, también va a reaccionar”, explica el especialista.
Tazón de contaminantes
La geografía del Valle de México complica la situación. El DF está ubicado en una cuenca, rodeada por altas montañas en el sur, oriente y poniente, que sirven como barrera natural. Se localiza a una altura donde se reciben directamente los rayos del sol, y se ubica enmedio del país, donde casi no hay vientos de los océanos. Es decir, el Distrito Federal y su zona conurbada están construidos sobre un tazón.
La mayor contaminación proviene del norte de la ciudad, donde funciona la industria y circulan más automóviles. Los vientos arrastran la contaminación al sur, donde está la barrera de montañas. Debido a la alta insolación y a los largos periodos sin lluvias, sin vientos y sin nubes, entre marzo y mayo, las condiciones son favorables para elevar los niveles de ozono, explica el químico.
Por ello, Retama recomienda reducir el uso del automóvil, pero también controlar las fugas de gas LP en casa o usar poco el calentador del agua.
“A lo mejor la participación de una persona parece no ser importante, pero cuando la participación de esa persona se suma a la de otras, se crea una red de conciencia que podría tener un impacto directo para el mejoramiento de la calidad del aire”, concluye.
Fuente: El Universal.com
Reportero: Rafael Montes.
Publicada: 3 de abril de 2011.