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El bar mexicano que por el día es una escuela

Por la noche es un bar pero en la mañana es una escuela. El bar Coco bongo adaptó sus instalaciones para que los niños del municipio de Juchitán pudieran acudir a la escuela.

El comenzó con 18 alumnos y ahora alberga a 35 niños y niñas de 5 a 12 años, quienes toman clases en el patio del negocio.

Esta iniciativa comenzó a funcionar un mes después del terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter que sacudió esta localidad del sur del país el pasado 7 de septiembre.

El propietario del negocio, admite que la idea fue de su esposa, quien estaba preocupada porque sus dos hijos solo veían televisión, jugaban y tenían mucho tiempo dedicado al ocio. Primero pensó en contratar maestros para los niños y luego dijo que podrían ayudar a los demás pequeños sin clases ni escuela.

Pedimos el apoyo de vecinos, solicitamos maestros por Internet y tuvimos respuesta. A un mes del terremoto ya estábamos trabajando con ellos, teníamos el espacio, las mesas, las sillas y el deseo de ayudar,» indicó Trejo, que administra la escuela y prepara el desayuno para los pequeños, cuyos padres aportan 5 pesos (0,26 dólares) por alumno.

El aula es un espacio abierto rodeado de plantas de ornato y posee un pizarrón, 30 sillas de madera y 10 mesas. Ahí conviven los alumnos de diversas edades y grados escolares que vienen de escuelas privadas o públicas.

Sin embargo, la iniciativa fue criticada, aunque el propietario del bar comenta que: «Uno ayuda con lo que tiene y ponemos nuestro apoyo y hasta nuestro dinero porque pedimos 5 pesos de cooperación por niño para el desayuno y no alcanza, pero ya nos metimos en esto y no nos vamos a rajar».

La escuela cuenta con una maestra de educación básica, un maestro de inglés, un psicólogo y un maestro de pintura, a quienes quieren conservar incluso después de que termine la emergencia con un proyecto nuevo; ofrecer lecciones de arte, música, pintura, danza, guitarra y regularización de clases por las tardes.

Mi centro de trabajo se dañó, los dueños cerraron y se fueron y el personal quedó desempleado. Me enteré por Facebook que necesitaban un maestro y de inmediato me presenté», comenta Evelyn de Jesús Carrasco, psicóloga que brinda las clases.

La psicóloga comparte que las clases son de lunes a sábado, y todo el esfuerzo vale la pena señalando que: «Hay que mostrar a los niños que después de esto la vida sigue y deben aprender que aunque sufran una desgracia hay que levantarse y seguir luchando».

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