Por: Gerardo Betancourt
En 2008, a dos años de que comenzaran formalmente los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, empezaron los preparativos para hacer de ésta una fiesta nacional en todo el sentido de la palabra. Las carreteras que cubren las llamadas nueve rutas del bicentenario se llenaron de señalamientos, los pueblos grandes que soñaron ser ciudades pequeñas, erigieron en sus tímidos zócalos soberbias mallas de acero que sostenían foquillos multicolores con motivos heroicos que anunciaban la venida del dichoso aniversario en todo el país.
En la metrópoli, las delegaciones se han empavonado con actividades, la cultura ha sido protagónica entre los jóvenes y para los que se quedan en casa a ver televisión, un gran surtido de programas y comerciales, -variaditos como el mole- para que uno no deje de sentirse mexicano. Lujambio se propuso crear conversación alrededor del Bicentenario y lo logró.
En la iniciativa privada, las grandes marcas se sumaron a este bacanal de luces y sonidos y llevaron el orgullo de ser mexicano a sus fábricas y talleres creando productos y campañas de comunicación que exacerbaron el valor del festejo. Ejemplos son Volkswagen con su Jetta edición Bicentenario, Coca-Cola con sus botellitas históricas, Liverpool con su festival “Abre tu corazón a México”, Google con sus famosos logotipos conmemorativos y Televisa con su campaña “Estrellas del Bicentenario”.
El Gobierno Federal ha gastado mucho dinero en esta parranda y como somos una patria en libertad, el IFAE abrió generosamente su portal, ofreciendo suma y desglose del presupuesto que fue de casi tres mil millones de pesos, de los cuales, casi quinientos millones fueron dedicados a los festejos en 2008 y 2009 a modo de pre copeo, más de mil millones fueron usados para concesiones a las empresas “III Servicios”, “Instantia Producciones”, y “Creatividad y Espectáculos”, y casi seiscientos millones pagaron proyectos que no estarán terminados para el 16 de Septiembre de 2010.
¿Socialmente responsable? Depende: Ésta ha sido, como defiende Lujambio, una fuertísima inversión en la solidificación de una cultura nacional. ¿Que si el dinero pudo haberse usado para otras cosas más importantes? Sin duda, como siempre, el caso es que se hizo aquí y así y esto tiene sus implicaciones positivas como negativas. ¿Qué si se presta a corrupción? Totalmente, aunque es algo que tiene más que ver con la indiferencia de la sociedad y el mal funcionamiento de los órganos de información y transparencia que con el Bicentenario per se. ¿Qué si las empresas lo usaron como pretexto para vender más? Es posible, podemos verlo como un ganar-ganar.
Y bueno, como en esta vida hay prioridades, la nuestra hoy es empezar a planear las fiestas. Mañana por la noche nos reuniremos con amigos y familiares y veremos a nuestro elegantísimo e ilustre presidente. Se vestirá de todas las galas para gritar con lagrimeante honor, el que doscientos años atrás, marcó el principio de México como lo conocemos hoy: El grito de Hidalgo, el ra-ra-ra que cada año nos congrega y nos une bajo el lema ¡Viva México!
Fuente: Letras Libres, IFAI, El Universal, Merca 2.0
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