El calentamiento global es realidad creciente en vastas áreas del planeta. La temperatura subió 0.2 por década en los últimos 30 años. La última década 2000-2009 ha sido la más caliente desde que se computan los registros. El 2009 fue el año más caluroso para el hemisferio Sur desde 1880. La temperatura media de 1961-90 fue de 14 C, en el 2009 se estimó en 14,44 C y en el 2010 se espera sea 14,58 C.
No se trata de fenómenos naturales ajenos a la acción humana. Es responsabilidad directa de la misma. El mundo está lanzando a la atmósfera anualmente 20 millones más de toneladas de dióxido de carbono de lo que los ecosistemas y los océanos pueden absorber. Las emisiones subieron en un 31% entre 1990 y el 2006. Los altos niveles de dióxido de carbono y otros gases invernadero impiden la radiación de calor de la superficie terrestre y esta “intoxicación de la atmósfera” genera el aumento de las temperaturas.
Todo ello, tiene impactos desequilibradores sobre muchos sistemas físicos y biológicos. Los glaciares se están achicando. Volvieron a hacerlo en el 2009, y es el 19 año consecutivo en que ello sucede. Entre otros efectos del calentamiento se considera que intensificó la ola de calor europea del 2002, que causó 70.000 víctimas adicionales, y que incidió en el catastrófico Huracán Katrina que barrio New Orleans en el 2005.
De acuerdo al Panel de más de 2000 científicos que ganó el Premio Nobel de la Paz, “aproximadamente 20 a 30% de las especies animales y vegetales evaluadas estarán probablemente en riesgo creciente de extinción si el calentamiento excede de 2 a 3 grados”. Si va mas allá de 1.5 grados los pequeños estados insulares estarán ya en riesgo.
Los impactos son muy diferentes según el grado de vulnerabilidad. Las poblaciones pobres se hallan mucho más indefensas frente a las inundaciones, huracanes, epidemias, sequias, y otros efectos que se están produciendo. Se estima que el cambio climático está causando 300.000 muertes anuales, y ha obligado a 26 millones de personas a migrar dejando sus hogares.
La tasa de vulnerabilidad de los pobres es 80 veces mayor. Es una nueva desigualdad que se suma a las otras.
Por otra parte, son los más afectados por procesos en los que su incidencia es mínima. En tanto que el mundo desarrollado emite 12 toneladas métricas de dióxido de carbono por persona por año, en el mundo en desarrollo, son sólo 3 toneladas.
El cambio climático como lo señalará el Panel Premio Nobel “cae desproporcionadamente sobre los países en desarrollo y los pobres en todos los países, y exacerba las inequidades en salud, y acceso a alimentos adecuados, aguas limpias y otros recursos”.
Urgen las acciones concretas. Los riesgos son muy serios para el mundo en su conjunto, y ya son realidades críticas para los más desfavorecidos.
El Secretario General de la ONU Ban KiMoon lanzó en la reciente Cumbre de Copenhague una advertencia que debería ser muy tomada en cuenta: “Con la naturaleza no se negocia”.