En la Reserva de la Biósfera de El Cielo, en Tamaulipas, una de las principales áreas naturales protegidas en el país, el cambio climático dejó de ser una teoría. En los hechos, los investigadores de la zona han comenzado a registrar un cambio en el comportamiento de animales y en la presencia de flora. Los murciélagos vampiro se han desplazado hacia las partes más altas y cálidas, la niebla ya no baja a ras del suelo, algunas plantas han desaparecido y algunos insectos que se alimentaban de ellas comienzan a morir o emigrar.
En esta región, caracterizada por la variedad de ecosistemas, hay 430 especies de aves, 25 de anfibios, 60 de reptiles, mil 128 de plantas, 66 de orquídeas, 924 de insectos y 481 de hongos, según el registro que han hecho especialistas del Centro Interpretativo Ecológico (CIE).
Ayer, los 60 participantes del Taller Jack F. Ealy de Periodismo Científico recorrieron un tramo del bosque tropical, del bosque de niebla y del encino, con la finalidad de conocer algunas de esas especies y la experiencia que les ha tocado vivir a los habitantes de las comunidades con la conservación de la reserva y la promoción de actividades turísticas y sustentables de la región.
La experiencia en la zona
Gerardo Sánchez, investigador del CIE, dijo que hace 25 años, los habitantes vivían de la tala, pero desde que se decretó como Reserva de la Biósfera, el gobierno del estado, con asesoría de especialistas, comenzó a crear nuevas formas de convivencia entre la naturaleza y el ser humano. “Los pobladores han aprendido que pueden vivir mejor de un bosque vivo y no de uno muerto y generan servicios ambientales que les permiten tener un ingreso como lo es la cosecha de agua y el conocimiento especializado de las aves para recorridos turísticos”, explicó.
Claudia González, también investigadora del referido centro, señaló que las mujeres se organizaron en una cooperativa y con la ayuda de fondos provenientes del gobierno estatal y de fundaciones extranjeras pudieron abrir un restaurante y una tienda donde comercializan conservas que ellas mismas elaboran con los productos de la zona.
Varios expertos destacaron el éxito que se ha tenido en la conservación del área natural, pero advirtieron que hay amenazas que podrían en largo plazo generar cambios en la conservación de los ecosistemas, como el cambio climático.
“Los murciélagos vampiro han empezado a emigrar a partes altas en busca de un ambiente más cálido y ahora hay vampiros donde no se conocía su presencia, como sucede con otras especies tropicales como las aves tucanetas y el tepezcuintle, a las que se les ve con mayor frecuencia. La importancia de esto radica en que si eso está pasando con las especies grandes, qué sucederá con insectos y plagas. Es un punto para reflexionar”, dijo el investigador Arnulfo Moreno.
Otro de los expertos, Jacinto Treviño, explicó que en los últimos años se ha notado que la niebla ya no baja a ras del piso y ello también ha generado cambios. “La niebla ayuda a que crezcan algunas plantas y hongos y si ya no está presente en algunas zonas, pues dejará de crecer la flora y los insectos que se alimentan de ella comenzarán a desaparecer o a desplazarse a otras zonas”.
En el segundo día de actividades del Taller Jack F. Ealy de Periodismo Científico, los periodistas participantes conocieron cómo se realiza la captura de aves, insectos y pequeños mamíferos para su estudio y conservación.
Hoy, en el último día de actividades en el taller, los asistentes a éste podrán conocer los proyectos de impacto ambiental y energías alternativas, así como el manejo de la información “verde” en los medios de comunicación.
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