Los grandes corporativos muchas veces sacrifican la integridad a cambio del crecimiento, como sucedió en el caso de Walmart, advirtió Peter Senge, profesor agregado del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
«El balance entre tener negocios agresivos y tener integridad es muy raro. Creo que Walmart de muchas maneras ha hecho historia con mucha integridad, ha sido un real líder en sustentabilidad, pero por otra parte ha estado creciendo, creciendo y creciendo, y tiene estas dos culturas que coexisten y es muy difícil mantenerlos en balance», señaló el experto quien participó en el Worldwide Business Forum.
En entrevista, añadió que la acusación de corrupción en contra de Walmart, que presuntamente repartió 24 millones de dólares en sobornos entre servidores públicos para la apertura de tiendas, no es algo sorprendente, debido a que los grandes corporativos trabajan muy de cerca con los gobiernos y hay poca independencia.
El autor del libro «La quinta disciplina: la práctica y el desarrollo de la organización que aprende», señaló que muchas compañías crecen tanto como pueden y en el caso de Walmart ha crecido tan rápido que es imposible administrarlo y es cuando se da un desbalance con la integridad.
Señaló que hay miembros de las organizaciones que saben lo que se pone en juego a costa de ese desarrollo y no hacen nada por temor a perder su empleo. En este sentido, dijo, se cae en omisión.
«Creo que el problema básico es la combinación de tamaño y crecimiento agresivo y es cuando suele suceder la corrupción.
«Las compañías son como la gente, no hay personas perfectas, algunas personas tratan de mejorar y otras no lo hacen, así lo hacen también las compañías», subrayó.
Senge dijo que no es necesario estar en México para encontrar corrupción ya que en Estados Unidos también la hay. Y puso el ejemplo de compañías que se organizan para influir en las decisiones sobre el cambio climático.
«Estados Unidos es el único país en el mundo donde los consensos sobre cambio climático se han ido hacia abajo. La razón es que las compañías petroleras, carboneras y eléctricas trabajan juntas y hay grandes cantidades de dinero que se dedican a hacer relaciones públicas para convencer a la gente de que los científicos no están en lo cierto.
«Están dispuestos a gastar tanto dinero para influir en el pensamiento público, deben definir claramente cómo utilizar el dinero para influir en las gestiones gubernamentales, eso es corrupción», comentó.