Dr. Luis Béjar Fuentes, Director SPE (www.spe.com.mx)
“Muy bien Luis, ya entendí el concepto de lo que defines como ‘Círculos Virtuosos de la RSE’, en oposición a lo que llamaste “Talón de Aquiles de la RSE” (7 artículos publicados también en Expok) pero, ¿en qué áreas del ser y quehacer de los grupos de interés – pueden cumplirse parcial o totalmente las 10 características que mencionaste en el artículo del 24 de Mayo?”
Con esta pregunta directa que puede ser formulada por cualquiera de los lectores de la revista antes de que termine la serie, me obliga a revisar lo hecho por las empresas que han recibido el Reconocimiento ESR del CEMEFI en los últimos 10 años y presentarlo en la clásica gráfica de pastel.
Queda claro que cerca de 2 de cada 3 programas –el 63%- se centran en 4 temas principales considerados por la gran mayoría de las empresas Socialmente Responsables, como prioritarios. En primer lugar están los relacionados con la educación (cerca de 1 de cada 4 ó el 23%); en segundo lugar los programas dirigidos a la salud, significando cerca de 1 de cada 5, ó el 19%, seguidos de los de bienestar y asistencia (con el 11%) y finalmente los de Medio Ambiente, Ecología y Desarrollo Sostenible, siendo 1 de cada 10 de de todos los programas desarrollados. El restante 37% está compuesto por los temas anotados en la gráfica en los pequeños porcentajes señalados, ojo: no por ello menos importantes para cada caso en particular y el enfoque de quien los realiza.
Sería totalmente equívoco pensar que el hacer un programa que incida, por ejemplo en la “Educación” –el tema de mayor importancia relativa- por el mismo hecho generaría automáticamente uno o varios “Círculos Virtuosos”, puesto que las primeras preguntas que nos deberíamos de hacer son, al menos:
1. ¿Es la educación la necesidad comunitaria sentida con mayor urgencia en esa comunidad en específico?
2. ¿Qué tipo de programas de educación –formal, informal, básica, técnica, especializada, etc.- son los más adecuados para el medio al que se desea impactar favorablemente?
3. ¿Es necesario modificar con lo que ya se cuenta en el lugar o simplemente mejorarlo o reforzarlo?
4. ¿Qué tanto lo que se piensa ofrecer refuerza los valores culturales del medio, o se trata de imponer patrones preestablecidos?
5. ¿Los programas estarán entregando herramientas para el desarrollo futuro independiente de cada individuo que los toma?
De igual manera, en cada uno de los otros temas, las preguntas tienen el mismo tenor: oportunidad de respuesta a las necesidades sentidas; de adecuación a las condiciones específicas del medio que se desea impactar; de tomar en cuenta lo ya existente para potenciar lo bueno que haya y eliminar de raíz lo que afecte; de considerar los aspectos favorables culturales para reforzarlos; y de capacitar para la independencia y la autosuficiencia.
Para cerrar el tema pongo un caso que puede ilustrar uno de los temas, el de la educación, dejando el resto para ejercicio de los lectores interesados en preparar sus propios programas tendientes a generar “Círculos Virtuosos”.
En las entrevistas hechas en una comunidad con graves carencias de toda índole, algunos mayores expresaron como el gran sueño de su vida que sus hijos “se educaran para tener mejor vida que la que ellos no alcanzaron siendo analfabetas”. Al verificar el equipamiento que tenía la comunidad, encontramos que contaba con “escuelas primarias” oficiales, pero se detectó que la calidad de la educación dejaba mucho que desear, al igual que el profesorado de la zona. Y no sólo eso, sino que para estudiar secundaria o escuela técnica o preparatoria, los muchachos tenían que salir de su comunidad a otros lugares cercanos. Obviamente, otros estudios más avanzados estaban totalmente vedados para ellos por razones económicas y de preparación. Más aun, se encontró que siendo de origen indígena se hablaba la lengua nativa –aparte del español- pero que muchos se avergonzaban de su pasado y no lo querían mencionar.
Lógicamente ante este cuadro patético, la educación desde sus bases mismas se volvía un imperativo, reforzando al mismo tiempo los programas oficiales y dando capacitación a los maestros, con la opción de aportar recurso humano voluntario o pagado parte para elevar el nivel. Esto necesariamente programado a muy largo plazo, con puntos de revisión y control a lo largo del tiempo para ir haciendo los ajustes pertinentes. En paralelo, identificar aquellas áreas de oportunidad de subsecuentes niveles –secundaria, preparatoria, técnica y finalmente universidad- a los que se irían moviendo los educandos, siempre con la visión de hacerlos corresponsables de su proceso de mejora y de volver a su comunidad de origen.
Y finalmente sobre el tema de la cultura indígena, favorecer, estimular y aportar ideas y recursos, para programas en los que se reivindique la cultura ancestral, de tal manera que las nuevas generaciones se sientan orgullosas de su pasado e inclusive de aprender, dominar y usar con orgullo la lengua de sus ancestros.
Dr. Luis Béjar
Gerente de Desarrollo Regional y Comunitario de CASOLAR en Manzanillo, Col., con investigación social (1977-1981). Subdirector de Proyectos Especiales y Subdirector de Operación y Evaluación Social del Instituto de Acción Urbana e Integración Social -AURIS- del Estado de México (1982-1988). Investigador de VITROTEC y Gerente de Tecnología Ambiental Corporativo, de la DITAC de VITRO, estableciendo el Sistema de Evaluación de Programas de Control Ambiental (1988-1990). Miembro del Comité Espejo Mexicano que está participando en el desarrollo de la Norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social (2006-09), y miembro del equipo de trabajo que está revisando la Norma Mexicana voluntaria (NMX) sobre Responsabilidad Social (2007-09). Actualmente es Director de Servicios Profesionales Especializados (SPE): www.spe.com.mx