Cuando los consultores en RSE ofrecemos asesorías a las distintas empresas y tratamos de integrar los objetivos de dicha área con los de marketing, resulta impresionante observar lo distanciadas que se perciben, cuando en realidad debieran funcionar en sinergia.
¿Por qué sucede esto? Se podrán preguntar muchos; múltiples factores influyen, es cierto; sin embargo, considero que uno de ellos es la existencia de campañas como ésta donde tras perseguir objetivos de mercadotecnia, se cae en excesos que afectan otras áreas de las compañías, específicamente a Responsabilidad Social.
La campaña de Ron Antillano es un esfuerzo simple de cualquier mercadólogo, pues no se necesita ser un genio para adivinar que la rebeldía vende entre los jóvenes, sin embargo atenta contra principios de respeto básico, incluyendo por supuesto, aquellos socialmente responsables como la equidad de género y el respeto al medio ambiente.
A qué creativo sin talento se le ocurrieron frases como «Siempre quisiste igualdad, carga la bolsa de hielos» o «Alto al calentamiento global que se derriten los hielos». Es entonces cuando uno se percata que la RSE en este tipo de empresas no ha permeado en todos sus estratos ya que entonces jamás se hubieran autorizado campañas así.
Cada compañía es libre de integrarse o no a los esquemas de RSE, sin embargo es también una verdad innegable que las empresas que producen y/o comercializan alcohol necesitan por naturaleza, programas socialmente responsables muy fuertes… situación que, aparantemente, no sucede aquí.
Sólo para explicar un poco el conflicto entre la gente de Marketing y RSE…
