En los años 50, diversos anuncios en los medios de comunicación impresos, radio y la incipiente televisión presentaban el novedoso elemento llamado “plástico”, que sustituiría a la obsoleta tela, al cristal, papel u otros elementos usados como envolturas o empaques de uso diario. Nadie se imaginaba que 70 años después, la masificación de ese producto derivado del petróleo sería tan grave que no existiría ser vivo sin microplásticos dentro de su organismo.
Empresas, academia, gobiernos y sociedad civil han comenzado diversas campañas y destinan esfuerzos e inversiones para reducir la utilización del plástico, particularmente de las bolsas; sin embargo no han conseguido el suficiente éxtio debido a que se requiere de cambio cultural de millones de personas que han vivido toda su vida con el plástico a su lado.
Tan sólo en México se utilizan diariamente 20 millones de bolsas de plástico, el problema es que cada una tarda entre 400 y mil años en degradarse en función de su tamaño y peso.
De las 7,300 millones de bolsas de plástico utilizadas anualmente en el país, menos de 1% se recicla mientras que el resto termina en las calles, baldíos, ríos, lagunas, presas, playas o rellenos sanitarios, de acuerdo con información de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema).
Esta realidad no puede ser responsabilidad única de una empresa o un gobierno, sino de toda la cadena de producción y consumo del plástico, que ha normalizado el abuso de un material cuyo impacto llevará un par de generaciones revertir.
El costo de decir adiós a los plásticos
El presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac), Aldimir Torres, en entrevista con ExpokNews informó que “hoy es políticamente correcto el hablar mal del plástico por moda y desconocimiento, ya que sólo representa 9% de los residuos que genera el hombre, pero al estar arrojado en las calles se ha convertido en el malo de la película”.
Dijo que como sector empresarial e industrial “estamos abiertos al diálogo con toda autoridad para dar alternativas sobre su uso adecuado y no sólo implementar leyes sobre bolsas de plástico sin realizar consensos empresariales. El legislar y prohibir es lo mismo que no hacer nada”.
Detalló que “la cultura del uso del plástico es poco eficiente. No somos responsables de nuestros actos, tanto sociedad, gobierno y empresas, pero la solución adecuada sólo provendrá de un consenso entre todos los actores”.
Mencionó que en México se generan 7,300 millones de toneladas de plástico, mientras que los bioplásticos son incipientes en presencia dentro del mercado, con apenas 1% del total de la industria. Por ello, enfatizó que se tiene que trabajar en otras alternativas así como sensibilizar en el uso y reuso de empaques y bolsas plásticas por parte de los consumidores. La industria del plástico tiene un valor de 30 mil millones de dólares y genera un millón de empleos en México.
“El problema es el mal uso de las bolsas o empaques, si bien las empresas se deben adaptar a las exigencias de una nueva sociedad joven y ecológica, el producto se ubica no sólo en bolsas, sino en muchos aditamentos médicos, alimenticios, de seguridad, etc., lo que hace imperativo el cambio cultural de su uso, aunado a que la industria del plástico significa el 4% del PIB manufacturero”, comentó.
Iván Trillo, director de Sustentabilidad de la empresa química Dow, declaró a ExpokNews que los plásticos comunes son un elemento contaminante en el medio ambiente y deben aplicarse nuevos esquemas para su reciclado que permitan que este producto sea parte intrínseca de la economía circular.
Acción que ya sucede con el plástico PET (sector alimenticio), aunque no se ha materializado con el plástico de usos generales. Situación que, expuso, llevó a que empresas globales de este sector crearan la Alianza para el Término de los Residuos Plásticos (Alliance to End Plastic Waste, AEPW), que invertirá 1.5 mil millones de dólares en cinco años para ampliar la cadena de valor de este producto y potencializar su reciclado.
De acuerdo con una investigación de los plásticos de un solo uso del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el mundo utiliza 13 millones de barriles de petróleo en la producción de 5 mil millones de bolsas.
Ante el costo de decir adiós a los plásticos, PNUMA enfatiza que es urgente mitigar la utilidad de este material de un sólo uso; siendo muy importante que la agenda global trabaje desde el principio de la cadena de producción de los plásticos así como en los sectores de empaquetado, bienes domésticos, construcción, automóviles y electrónica, que son en donde más se utiliza.
Realidad requiere cambio empresarial y cultural
En entrevista con ExpokNews, Beatriz Manrique Guevara, diputada federal por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y presidenta de la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos Naturales, declaró que las leyes estatales en materia de plásticos (bolsas, popotes, PET, etc.), deben ser cuidadosas e incluyentes al considerar las responsabilidades de toda la cadena, la cual va desde el productor de plásticos, comercializadores, usuario hasta los sitios de disposición final.
Detalló que las cifras del uso de plásticos en México son alarmantes, aunado a que existe todo un mundo en la informalidad de este producto que no es contabilizado y que desecha millones de bolsas y empaques diariamente.
Explicó que la Cámara de Diputados prepara una legislación en materia de plásticos con visión incluyente, la cual brinde solución al cuello de botella del sector, que es la falta de control y de calidad de los tiraderos y rellenos sanitarios del país.
Responsabilidad compartida
Existen 20 iniciativas en el poder legislativo en materia de plásticos, las cuales, indicó Manrique Guevara se deben analizar para obtener el mejor proyecto de ley que contenga el concepto clave de “responsabilidad compartida y extendida”, señalando con claridad que la contaminación de este producto es responsabilidad de todos, industria, comercios, gobierno y sociedad civil.
“No sabemos cuándo el plástico se volvió parte integral de nuestra vida y lo usamos para todo, esto ya no puede continuar así. El mundo exige una transformación educativa del individuo y del uso que da a estos productos”, puntualizó.
Alianza global contra el plástico
Recientemente 30 empresas globales de los sectores de plásticos y bienes de consumo lanzaron una alianza para desarrollar e implementar soluciones avanzadas para la eliminación del descarte de material plástico en el medio ambiente, especialmente en los océanos.
La Alliance to End Plastic Waste (Alianza para el Término de los Residuos Plásticos) destinará más de mil millones de dólares a este objetivo, con la meta de invertir 1,500 millones de dólares en los próximos cinco años.
La Alianza desarrollará e implementará soluciones que minimicen los residuos plásticos y promuevan destinos sostenibles para plásticos usados, generando una economía circular en torno a esos residuos. La Alianza posee entre sus integrantes empresas ubicadas en América, Europa, Asia, África y Oriente Medio.
Bioplástico, lejos de ser la solución
Entre las alternativas por el costo de decir adiós a los plásticos se ha popularizado el bioplástico; no obstante cabe recordar que no deja de ser plástico y que suele ser material también de un solo uso.
Además, el uso del bioplástico aún es incipiente y se estima que crezca desde los 4.2 millones de toneladas en 2016 a los 6.1 millones en 2021, según la European Bioplastics. Aún con ello, esta producción supondría sólo 1% del total requerido.
El primer aspecto que presenta complicaciones en la adopción de los bioplásticos es el precio de su producción, que es 50% superior al plástico común en promedio. El segundo es su desarrollo, pues requiere tiempo optimizar la producción de nuevos polímeros (plásticos) a escala comercial.
Sin embargo, quizás el tercer aspecto sea el de más complicado: el conocimiento del consumidor. Solo 43% de los bioplásticos que se produjeron en 2018 era biodegradable por sí mismo, es decir, de forma independiente. Los demás, necesitan de un elemento que ayude en su descomposición.
Manrique Guevara indicó que se requiere de una definición muy clara de qué es bioplástico y que no, pues no es lo mismo sólo poner un aditivo que pulveriza el plástico que agregarle un sistema molecular para su biodegradación, por lo que añadió que no debe abusarse de este término.
Alarmante, crecimiento de plásticos en océanos
El reporte Marine Debris: Understanding, Preventing and Mitigating the Significant Adverse Impacts on Marine and Coastal Biodiversity señala que 75% de todos los desechos marinos son plásticos, un contaminante persistente y potencialmente peligroso que se fragmenta en microplásticos.
El reporte señala que la producción anual de plástico incrementó de manera sustancial en los últimos 60 años, pasando de 1.5 millón de toneladas en 1950 a 288 millones de toneladas en 2016.
Alicia Pérez Porro, investigadora asociada del Museo de Historia Natural del Smitsonian en Washington, DC, declaró a ExpokNews que los mares y playas en Latinoamérica padecen de un grave problema que es el plástico y los desechos arrojados por una población que padece de falta de cultura ambiental. “Da pena y vergüenza apreciar en las playas, bolsas, botellas PET, popotes que al final dañan los peces y arrecifes”, finalizó.