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El cuarto sector: Empresas nacidas con responsabilidad

Por Antonio Vives

¿Cómo podemos aprovechar el ingenio, la creatividad, la capacidad de gestión y el acceso a los recursos financieros de la empresa privada para mejorar la calidad de vida de la sociedad?

[i] En buena parte, muchas empresas contribuyen a través de su responsabilidad social. Pero muchas veces su avaricia, su estrecha mira y su cortoplacismo se interponen. Los gobiernos tienen la obligación de proveer los servicios y beneficios sociales básicos, aprovechando los recursos financieros de que disponen, de su visión global y de su imparcialidad hacia la sociedad. Pero muchas veces se interponen sus intereses políticos de corto plazo, la ineficiencia y veces incompetencia de sus burocracias y la tentación a la corrupción, en colusión con la empresa privada. Las organizaciones de la sociedad civil tienen la capacidad de contribuir a través de su imparcialidad, el conocimiento de la problemática in situ, su pasión y su buena voluntad. Pero lamentablemente suelen ser organizaciones con poca capacidad financiera, preocupadas por su supervivencia, desarticuladas, cada una por su cuenta.

Pareciera que entre estos tres sectores, empresa (primer sector), gobiernos (segundo) y sociedad civil (tercero), tuvieran la capacidad para contribuir a resolver muchos problemas sociales y mejorar la calidad de vida. Se requiere aprovechar lo mejor de cada uno. La solución cada vez mas usada son la alianzas entre estos tres sectores. Lamentablemente suelen ser alianzas constituidas para problemas puntuales que muchas veces generan conflicto de intereses y tensiones organizativas y de allí su corta vida. Se necesita algo más durable y amplio.

Ante esta situación han surgido todo tipo de variantes que tratan de combinar objetivos sociales con objetivos financieros pero casi siempre comenzando y priorizando lo social. Se han desarrollado, sobre todo en el mundo académico, tipologías para agrupar estos esfuerzos, entre otros la Economía Social (cooperativas, mutualidades, asociaciones, fundaciones), Economía Solidaria, (producción, distribución, consumo y financiación basadas en la justicia, cooperación, la reciprocidad, y la ayuda mutua), Empresariado Social (termino variopinto que puede designar empresas en los dos grupos anteriores o en el que proponemos aquí). Muchas de estas iniciativas son movimientos dentro y en la periferia del tercer sector. Se agrupan en la denominación de Innovación Social.

Pero lo que queremos comentar se origina en el sector empresarial. Servir a la sociedad, como objetivo, no como algo accesorio, desde la empresa.

En los últimos años se está empezando a conformar lo que puede llegar a ser un cuarto sector que trata de capturar lo mejor de los otros tres sectores, de forma estable y permanente. Se trata de empresas que se constituyen con el doble objetivo de lucro y atención a problemas sociales aunque son empresas como las tradicionales. Pero esto va mucho más allá de empresas que, como parte de sus actividades asumen una responsabilidad ante la sociedad a través de sus prácticas responsables, pero cuyo objetivo primario es el lucro. También va mas allá de las instituciones de la economía social o solidaria, como las cooperativas o mutualidades, cuyo foco son sus miembros y que en algunos casos pueden depender de apoyos o ayudas de gobiernos, empresas y organizaciones del tercer sector.

En las empresas del cuarto sector el foco es la sociedad, con el convencimiento de que para poder llevar a cabo sus actividades deben ser financieramente autosuficientes y sostenibles en el largo, sin depender de ayudas o subsidios. Deber ser gestionadas con una cultura empresarial e incentivos que respalde los objetivos de Eficiencia, Efectividad y Solidaridad. Deben ser empresas.

Aunque el concepto parece sencillo, no es de fácil implementación. Tienen grandes retos que vencer en términos de la obtención de financiamiento, ya que si bien tienen como objetivo la autosuficiencia financiera, el objetivo social puede dificultarlo. Existe además la problemática legal, ya que en algunos países la figura legal no esta específicamente prevista, como si lo está la de cooperativas, mutualidades, asociaciones y fundaciones. Por ejemplo, en 7 estados de Estados Unidos recientemente se ha creado la figura legal de lo que allí se denomina “empresa de beneficios” (Benefit Corporation, B-corporation), beneficios no en sentido de lucro sino de beneficios financieros con beneficios a la sociedad. Aun cuando esa legislación y en muchos otros países permite que las empresas tengan estos objetivos múltiples en sus estatutos, hay mucha jurisprudencia que exige que se de prioridad a los intereses de los accionistas, cuando pueda haber presunción de conflicto de intereses. La nueva figura legal pretende evitar la incertidumbre y proteger a sus dirigentes para perseguir múltiples objetivos, sin la amenaza de demanda por no poner los intereses de los accionistas sobre los de la sociedad[ii]. Y estimular la creación o conversión de estas empresas.

Quizás la mejor manera de establecer las características de los cuatro sectores y diferenciarlos es en la tipificación de los beneficios, como se puede ver en el siguiente gráfico.


Antonio Vives

Con un Ph.D. en Mercados Financieros de Carnegie Mellon University y con una trayectoria como profesor en 4 escuelas de negocios, Antonio Vives es actualmente catedrático y consultor en la Stanford University. Socio Principal de Cumpetere. Ex-Gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo. Creador de las Conferencias Interamericanas sobre RSE. Autor de numerosos articulos y libros sobre RSE y del blog Cumpetere en español.

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