La responsabilidad social es un concepto que va más alla del empresariado; engloba individuos, organizaciones y gobiernos. Sobre estos últimos, hay algunos casos exitosos sobre los cuales mucho se podría hablar, sin embargo esta acción específica del GDF deja abiertas muchas interrogantes.
Se trata de una folletería que se reparte en las calles a los transeuntes; su título: Ciudad Sustentable para el Desarrollo.
Claro que la primera pregunta es ¿Saben los ciudadanos qué significa realmente «Sustentable»? Dificilmente.
Por otro lado, el folleto, devenido de un diseño con muchas deficiencias (baste decir que el logo aparece dos veces sin motivo aparente), mezcla en un cúmulo de información excesiva, acciones relativas a la sustentabilidad con otras que no guardan relación alguna. Por poner ejemplos «550 km de redes rehabilitados» ¿Qué redes? ¿De comunicación? ¿De Agua? ¿De transporte? ¿Peatonales?; «10 km del interceptor poniente rehabilitados» ¿Los ciudadanos saben qué es un interceptor? ¿Por qué beneficia esto a la sustentabilidad?; «Casi 1,400 microbuses sustituidos por nuevos autobuses» ¿Son híbridos estos nuevos autobuses? ¿Eléctricos? Porque de lo contrario se trata de una llana renovación de unidades vehiculares que siguen contaminando como cualquier otra; tal vez un poco menos por ser nuevas, simplemente.
En otro detalle, estamos ante un folleto que habla de sustentabilidad pero se imprime en couché y no en papel reciclado. Como puntilla, si uno trata de saber más de este plan verde, le resultará algo engorroso porque en vez de colocar un link de info, pusieron 10, aunque ninguno es del programa específico, sino de entidades gubernamentales como Locatel, el Metrobús o el Sistema de Aguas del D.F.
Lo que se trata de establecer aquí es que en realidad los gobiernos deben pugnar por la sustentabilidad; y todas las acciones en pro de ella son bienvenidas, sin embargo, antes de hacer propaganda verde con la sustentabilidad, habría que explicarle a la ciudadanía el concepto.
Retomando esta idea básica, en 1987, la Comisión de Medio Ambiente de la ONU emitió un documento titulado Nuestro futuro común, también conocido con el nombre de Informe Brundtland, por el apellido de la doctora que encabezó la investigación. En este estudio se advertía que la humanidad debía cambiar sus modalidades de vida y de interacción comercial, si no deseaba el advenimiento de una era con inaceptables niveles de sufrimiento humano y degradación ecológica. En este texto, el desarrollo sustentable se definió como «aquel que satisface las necesidades actuales sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.»
La sustentabilidad y el desarrollo sustentable están estrechamente ligados. Podría decirse que mientras la primera es la meta que se desea alcanzar, el desarrollo sustentable es aquel que permite llegar a un estado de sustentabilidad.
Para ejemplo basta un botón… o mejor dicho, una ciudad: Malmö, la tercera localidad más importante en Suecia, donde cada año se incrementa en 2% el uso de bicicletas, el 50% de los automóviles utilizan energía sostenible y toda la energía que se consume es generada localmente. Esto ES una ciudad sustentable.
Creo que lo peor de todo es que es meramente informativo. Por lo que describe la nota ni siquiera genera un «call to action» a quien lo lee. Sólo genera basura informativa que después será tirada a la calle fomentando lo contrario de aquello según intenta comunicar. En lugar de que el GOBIERNO destine recursos a otros asuntos más importantes lo dedica a esto y paga a gente para que lo desarrolle sin eficiencia
La idea es buena, sólo que el mecanismo fué mal planeado. Da la impresión que los que decidieron esta campaña, realmente no están comprometidos con lo que predican y sólo lo hacen porque esa es su «función».
Los que se involucren deberán estar formados, informados y capacitados para realizar estas actividades, para que realmente se cumplan los objetivos sin lugar a dudas.
Desgraciadamente en nuestro país (México) sabemos que esos puestos los ocupan por dedazo o conveniencia.
Ojalá y vivamos el cambio.