Quienquiera que busque un desarrollo auténtico, debe de enfrentarse al vaivén de las palabras.
Esta frase también aplica para el desarrollo de las naciones, pues ninguna de ellas puede desarrollarse sin el acuerdo de la mayoría.
A través del diálogo las personas alcanzan un estado mental diferente en el que su pensamiento se prepara para estructurar argumentos; generar silogismos y alinear su lenguaje para transmitir sus creencias. Cuando esto sucede, la mente se prepara también para ser receptiva, de tal forma que pueda entender otros argumentos para integrarlos a su bagaje, o bien, disuadirlos por no ser compatibles con el esquema que se está buscando formar o complementar.
El diálogo es la interacción entre dos o más personas a través del lenguaje. Es una forma de expresión, una manifestación de la comunicación, que busca hacer común un planteamiento. Entendido así, el diálogo es entonces, una herramienta para hacer común o comunes los temas en cuestión. De esta manera lo que se propicia es que estos temas sean propiedad de todos los que quieran participar.
Cuando el diálogo se acuerda como una expresión abierta y con igualdad de circunstancias, se alcanza el derecho de libertad. Se exponen entonces las ideas en igualdad de condiciones y se puede debatir abiertamente cada tema, permitiendo encontrar cuál es la opción que resulta más conveniente a lo común, es decir a la comunidad.
En México hace aproximadamente 13 años, comenzamos un diálogo diferente, más libre y más equitativo. Hemos alcanzado niveles de debate en todas las esferas sociales. Muchos de estos diálogos nos han llevado a mejores alternativas de organización social, participación ciudadana, alternativas de desarrollo y hoy, a un México más próspero, con mejores condiciones económicas de las que teníamos hace 15 años.
Lo mismo ha sucedido con la Responsabilidad Social. Hoy es un tema que se encuentra en las agendas corporativas de forma más común, con mayor posicionamiento y mayor interés. Sin embargo, para que realmente sea un tema que contribuya en cuestiones de transparencia, anticorrupción, mayor equidad y desarrollo, es necesario trabajar en comunidad, continuar el diálogo que defina los caminos a seguir en materia de justicia, equidad, combate a la corrupción, distribución de la riqueza y vinculación. El diálogo se está dando, pero es momento de comenzar a hacerlo tangible, a aterrizar las ideas y aplicar los conceptos para que cobren forma a través de una mejora en nuestra sociedad. El diálogo está activo, está vigente y los problemas de nuestro país, también. Hacer del diálogo una herramienta de acción, nos permitirá mitigar varios de los retos más fuertes que tenemos de frente.
Lo fascinante del diálogo en la actualidad es su versatilidad. Cada vez son más los medios y los foros en los que se puede participar para formar parte de él y esté al alcance de todos. Debemos defenderlo para que sea siempre una forma de interacción cívica, consistente y equilibrada, que apoye en la mediación de los desacuerdos, pero sobre todo, que nos ayude a construir sociedades con mejores oportunidades para todos sus integrantes.
El diálogo es quizá, la herramienta más poderosa que tenemos para el desarrollo de México, siempre y cuando sepamos que el diálogo es el primer paso. Aterrizarlo en acciones concretas y consensuadas es lo que lo hará efectivo.
Francisco Chávez Visoso
Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. En la Escuela Bancaria y Comercial (EBC) cursó la maestría en Administración y Mercadotecnia. Desde 2008 ha trabajado en actividades de Responsabilidad Social en empresas trasnacionales de origen mexicano. Actualmente labora en Grupo Bimbo desde donde busca aportar un grano de trigo a la mejora y fortalecimiento de la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad.