La electricidad es un servicio que muchos damos por sentado, pero que no ha llegado a todos los rincones del mundo. Sin ella, los retos para las familias se multiplican, porque los niños no cuentan con las condiciones adecuadas para estudiar y las mujeres ven multiplicada su carga de trabajo dentro del hogar. A esta situación se le llama pobreza energética.
No son pocas las empresas, negocios sociales y OSC que se han comprometido con acabar con este tipo de pobreza, pero sus enfoques son distintos y en algunas ocasiones pueden causar incluso más daño que bien.
Un ejemplo de un mal programa social es el de la empresa canadiense SkyPower, que tiene la meta de regalar dos millones de kits de iluminación es escuelas, hospitales y familias en Kenia. Aunque el proyecto suene irreprochable, un artículo en el portal Green Tech Media explica por qué no lo es.
Stephen Lacey, autor del texto, cita a varios expertos que han criticado la iniciativa. Entre ellos, Jeremy Lagget, fundador de la OSC SolarAid, quien en su blog explicó que regalar kits no es una buena solución porque «desestabilizará un mercado muy prometedor, dañando los prospectos de muchas empresas solares y potencialmente arruinando la confianza en esta tecnología.»
Una mejor solución, propone Lagget, es impulsar el mercado por medio de relaciones profundas con las comunidades y la creación de nuevas oportunidades. Si tan solo se ofrece producto gratis, se daña a emprendimientos locales que sí buscan ganancias.
Fast Company retomó esta nota y sus entrevistados confirmaron esta perspectiva, añadiendo incluso que si la propuesta de SkyPower falla, los kits podrían acabar convirtiéndose en basura, generando más problemas que soluciones.
La empresa afirma que generó un plan de cinco años para distribuir sus sistemas de iluminación solar y que formará equipos de administración y monitoreo, conformados por personas de las mismas comunidades. Sin embargo, nada de esto ha sido llevado a cabo desde que se anunció, en diciembre del año pasado.
Este caso es un importante recordatorio de que las iniciativas de RSE deben tomar en cuenta no solo las necesidades de las poblaciones, sino todo el contexto en el que se desarrollan, para después acercarse a los grupos de interés y generar programas que en verdad sean efectivos.