Por: Iliana Molina
El feminismo no se trata de hacer más fuertes a las mujeres. Las mujeres ya son fuertes. Es sobre cambiar la forma en que el mundo percibe esa fuerza.
— G. D. Anderson
Últimamente, hemos escuchado muchas historias tristes, injustas, sórdidas sobre mujeres que han sido atacadas de distintas maneras no sólo por los autores materiales de esos horribles crímenes, sino también por la sociedad que parece indiferente y a veces cómplice, justificando e incluso aplaudiendo estas situaciones.
El feminismo ha cobrado fuerza importante en México. No me atreveré a exponer aquí opiniones sobre ese tema que conozco de manera somera. Hace mucho tiempo me di cuenta de que me parece más pertinente, desde mi capacidad y formación, trabajar para que el contexto en el que viven cada día las mujeres cambie: generar alternativas, información y redes que les permitan vivir la vida que valoran, sobre todo para las que viven en contextos de vulnerabilidad por sus condiciones socio-económicas.
En este andar he tenido la fortuna de sumar esfuerzos con grandes mujeres que me han aportado muchísimo. Un ejemplo es “Tejiendo juntas”, una iniciativa que lanzamos en la Fundación del Empresariado en México A.C. hace ya algunos años. Se centraba en acercar a artesanas indígenas en Los Altos de Chiapas herramientas que les permitieran desarrollar sus capacidades y generar ingresos a través de la comercialización de sus bordados y tejidos. Fue un camino de mucho aprendizaje profesional y personal: la cercanía con las mujeres, las complicidades, compartir sueños y metas hicieron de la experiencia una de las más enriquecedoras de mi vida.
Una de las grandes lecciones fue comprobar esa fortaleza intrínseca de las mujeres y cómo el acercarlas al mercado, darles oportunidades para crecer y empoderarse, hace diferencias aún en contextos tan marcados por el machismo. Recuerdo sobre todo el caso de Antonia, una mujer con un liderazgo impresionante, que acabó empleando a su esposo como transportista para ir de Chenalhó a San Cristóbal de Las Casas en su taxi para entregar mercancía y traer de vuelta hilos y material. Y es que el trabajo realizado por Antonia retribuía más a la economía familiar que el trabajo de su esposo.
Evidentemente, este ejemplo es un caso feliz. Tuvimos episodios muy sombríos también, como en el caso de Virginia quien fue atacada a machetazos por un hombre que la violó y le robó todo su dinero. Afortunadamente,
Virginia sobrevivió, y ahora es un mayor ejemplo de resiliencia, superación y valentía, demostrando diariamente con su vida y con su trabajo que es mucho más fuerte que el salvaje que la atacó.
Estos son sólo dos casos, extremos.
Y sin embargo, tienen un punto en común: mujeres fuertes e inspiradoras que viven en condiciones de pobreza, en contextos donde el machismo es preponderante, donde trabajan jornadas extenuantes, y donde, a pesar de todo, encuentran las fuerzas para salir adelante y para ver por su familia. “El feminismo no se trata de hacer más fuertes a las mujeres. Las mujeres ya son fuertes. Es sobre cambiar la forma en que el mundo percibe esa fuerza”. Lo que nos toca a todos ahora es abrir espacios, crear las condiciones para que todas las mujeres puedan ser cada vez más reconocidas por la sociedad como agentes de cambio, más allá de estereotipos, más allá de acciones puntuales que se dirigen a ellas por ser mejores administradoras o más responsables. Debemos pensar en el cambio que queremos tener y en las grandes aliadas que son las mujeres para tener un impacto aún mayor. Aprender de su fortaleza y determinación. Acompañarlas a que desarrollen las capacidades que les permitan alcanzar su potencial. Pero, sobre todo, debemos construir un mundo en el que las personas, hombres y mujeres, sumemos diferencias y capacidades con respeto para lograr un mejor futuro para todos.
Iliana Molina
Iliana Molina es Socióloga por la Sorbona de París y tiene un Máster en Economía Social por la Universidad de Mondragón, en España. Cuenta con más de diez años de experiencia en desarrollo social e inclusión económica en los sectores público, social y académico. Actualmente, colabora con la FAO como Especialista en Comercialización con Pequeños Productores en condiciones de Pobreza.