Si piensas en las compras que haces cada semana, una abrumadora mayoría de ellas involucra un empaque que, más pronto que tarde, acabará en la basura. Las empresas están muy conscientes de ello, por lo que crear envases más responsables suele ser una de sus prioridades.
Un artículo reciente de Triple Pundit resume algunos de los avances recientes de Unilever, destacando los cambios en sus empaques que reducirán la cantidad de plástico necesario para crearlos.
La tecnología MuCell se introdujo al mercado hace 2 años por medio de las botellas de jabón líquido Dove, y consiste en eliminar la capa de en medio del empaque, sustituyéndola con burbujas de aire. Al necesitar menos material, se recortan los gastos de envío y las emisiones de carbono, además, por supuesto, de que se reducen los desechos. Tan solo de ese producto de Dove se venden 33 millones de botellas cada año, lo que significa un ahorro de 275 toneladas de plástico.
Siguiendo con la tendencia actual de compartir este tipo de tecnologías (como hizo Levi’s con su proceso WaterLess), Unilever decidió no reclamar sus derechos de exclusividad para que otras empresas puedan usarla, una decisión que ca de acuerdo con su misión de construir un mundo más sustentable para todos.
La innovación es importante, pero no es la única estrategia de Unilever para hacer más verdes sus empaques, también recurre a una más tradicional pero no por eso sencilla: impulsar a sus consumidores para que reciclen. En Estados Unidos, tan solo el 34% de las personas reciclan sus productos cosméticos, por lo que la compañía ha creado diversas campañas en colaboración con otras organizaciones.
Una de ellas es «Rinse. Recycle. Reimagine» («Enjuaga. Recicla. Reimagina.»), creada con un consejo publicitario y con la OSC ambiental Keep America Beautiful. Lo que pide es «equidad en el reciclaje», para que las personas no se olviden de los productos de su baño cuando llevan otros envases a reciclar.
Julie Zaniewski, directora de Sustentabilidad de Unilever, le explicó a Triple Pundit que para ella el futuro de los empaques está en los ciclos cerrados y en un delicado balance entre materiales más ligeros y variados la conveniencia para el consumidor. Las empresas se preocuparán por «cómo se ve un producto y cómo lo usa el cliente. Tendremos más conciencia sobre el efecto que tienen los materiales a largo plazo.» Además, espera ver más experimentos como los empaques hechos a base de plantas.