En este país donde los molinos de viento son parte de la cultura y la historia, la instalación de generadores eólicos de electricidad cerca de un pequeño pueblo ha generado gran controversia. Las turbinas eólicas tendrán unos 200 metros de altura con enormes aspas, y los habitantes denuncian que estropearán el panorama, harán mucho ruido y les arruinaran su estilo de vida. «Serán las edificaciones más altas de toda Holanda», comenta Leen van Loosen, habitante local que esté haciendo campaña pare detener el proyecto. «Es una locura».
A medida que ese tipo de turbines se popularizan por toda Europa, especialmente frente a las costes, han surgido cada vez más dispuestos entre activistas locales y las empresas constructoras.
Ahora que los precios del petróleo son tan elevados y abundan las alarmas por el calentamiento mundial, Ia generación de electricidad a partir de viento, sol, biogás y otros recursos renovables es considerada por muchas personas como la solución ideal para la contaminación, el cambio climático y la escasez energética. Entre esos recursos, la energía del viento es la más barata y su tecnología esta bien desarrollada. Tan sólo el año pasado, la UE amentó su capacidad en casi 10 mil megavatios de energía eólica para un total de 84 mil megavatios, que equivale al 10% del total de la generación energética del continente, dijo la Asociación Europea de Energía Eólica.
A pesar de su historia, los holandeses no están encantados con Ia generación de energía por vía del viento «En Holanda, casi todos los proyectos se demoran», afirmó Michiel Muller, especialista de Ecofys. En promedio, tarda 55 meses hasta que un proyecto pueda empezar, dijo la asociación. De aproximadamente 200 proyectos de energía eólica estudiados entre 2007 Y 2008, 40% quedó atascado en procesos judiciales y 30% está demorado por la oposición de habitantes o ambientalistas.
En el poblado de Urk las turbinas eólicas generarían 430 mil megavatios, capaz de proveerle electricidad a 400 mil viviendas y ayudando a Holanda a cumplir el objetivo de la UE de generar el 20% de su energía con recursos renovables en 2020.
Los habitantes dicen que la pesca y el turismo se verán afectados, que el lago cercano será contaminado, y que el ruido de las aspas perturbara a los residentes y a la fauna local. «Todos estamos a favor de la energía no contaminante», dice Van Loosen. «pero esto es desproporcionado». Los promotores del proyecto dicen que los temores de Ia población son infundados, y que las turbines estarán muy lejos y no se podrán ver ni escuchar.
“Los molinos de viento son parte de nuestra cultura», dice Janneke Wijnia Lenstra, representante de los agricultores que han financiado el proyecto con mil millones de euros. Los subsidios del gobierno no garantizarán precios competitivos para Ia energía producida. El ministro de Economía, Maxime Verhagen, sostiene que el proyecto, se adecue a las necesidades energéticas de Holanda y que toda fuente de energía tiene desventajas. «Uno podría oponerse a la energía eólica porque arruina un panorama; uno podría oponerse a la energía nuclear por el problema de los desechos, uno podría oponerse también al carbón, y al final nos quedaríamos sin ninguna fuente de energía», dijo el ministro. Tres restarle siete turbinas al proyecto, el gobierno finalmente lo aprobó, 12 años después de su autorización inicial. La municipalidad dice que seguirá protestando a menos que se le resten otras 15 turbines y se ha comprometido a apelar al máximo tribunal del país e incluso a instancias judiciales europeas.
Fuente: El Universal, p. 2.
Por: Artur Max.
Publicada: 18 de julio de 2011.
