Por: María José Evia Herrero
Nelson Mandela es uno de los líderes más reconocidos alrededor del mundo. En una sociedad donde cada vez le tenemos menos confianza a las instituciones y a los políticos, Mandela ha logrado mantener su lugar como un personaje íntegro y genuinamente interesado en el bienestar de los más necesitados.
En su carrera como político y activista, ha hecho historia en más de una ocasión. Después de pasar 27 años en la cárcel por su activismo político, a principios de la década de los 90 fue parte clave de las pláticas que acabaron con el apartheid en Sudáfrica, en 1994 se convirtió en el primer presidente de raza negra en ese país y un año después recibió el Premio Nobel de la Paz. La hazaña de unir a un país dividido por una larga historia de problemas sociales y raciales no es poca cosa, pero desde que dejó la presidencia en 1999, Mandela ha continuado su labor activista, haciendo aún más rico su legado.
Desde hace casi un mes, el líder sudafricano de 94 años se encuentra en condición crítica en un hospital de Pretoria, batallando contra una infección pulmonar. Este es un buen momento para rendirle un homenaje en vida y reflexionar sobre su trayectoria como activista social, político y ambientalista.
Como mencionamos anteriormente, su acción más recordada seguramente será la capacidad para unificar a Sudáfrica de forma pacífica, ayudando a comenzar a sanar siglos de resentimientos entre la raza blanca y la negra por medio de una gran visión política y espiritual. Al dejar el poder después de su primer periodo como presidente, Mandela sentó las bases para una verdadera democracia en su país, algo que muchos otras naciones africanas todavía intentan lograr.
Desde 1999, la Fundación Nelson Mandela ha sido su vehículo para luchar por diversas causas. Actualmente, el Nelson Mandela Centre of Memory coordina a varias organizaciones hermanas que han surgido en los años posteriores, entre ellos el Nelson Mandela Children’s Fund (enfocado en el desarrollo integral de la infancia sudafricana a través de la incidencia en las políticas públicas), las Becas Mandela Rodhes (que ofrecen apoyo económico y acceso a programas de liderazgo a jóvenes que quieren hacer estudios superiores) y otros programas como la campaña 46664, dedicada a la lucha contra el sida y otras causas sociales, el Hospital Infantil Nelson Mandela o el Museo del mismo nombre. Para todas estas causas, el líder ha logrado movilizar a una gran cantidad de personas, convirtiéndose en uno de los agentes de cambio social más exitosos de la historia moderna.
En 2002, durante la Cumbre de desarrollo sustentable en Johanesburgo, Mandela realizó duras declaraciones a los líderes del mundo, instándolos a dar prioridad al acceso universal al agua potable. En su discurso dijo que «el acceso al agua es una meta común. Es central en las actividades económicas y políticas del país, el continente africano y el mundo. Debería ser un área importante de cooperación para el desarrollo del mundo».
Es imposible decir qué huella tendrá Nelson Mandela en el futuro, pero lo cierto es que podemos ver su influencia en el presente, tanto en la estrategia política como en la idea de un líder social con visión de desarrollo sustentable, cooperación internacional y reconciliación de ideas opuestas.
Fuentes:
Nelson Mandela Centre of Memory
The Cairo Review of Global Affairs
The Guardian
El Universal