La basura que tiramos en las calles de nuestra ciudad o en nuestros alrededores han causado contaminación en el mundo.
Todos los desechos plásticos que tiramos se van al mar y esto afecta a los ecosistemas marinos.
El mar se ha convertido en un basurero, esto de acuerdo con la presidenta del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en inglés), Yolanda Kakabadse, que asiste en Chile al IV Congreso Internacional de Áreas Marinas Protegidas (IMPAC4)
«El cambio climático y su impacto en el mar, la sobreexplotación de los recursos marinos y la contaminación de los océanos por desechos urbanos e industriales han hecho del océano el basurero de la humanidad».
Ella también advirtió de que «sin el océano no hay humanos», debido a que el 60 % de la población mundial come pescado.
Cabe mencionar que si nuestros mares están contaminados también las especies que consumimos los humanos serán afectados, esto se ha vuelto una preocupación fundamental para los gobiernos, los científicos y las comunidades.
De acuerdo con ella, para poder mejorar las acciones de trabajo en defensa de los mares, se necesita «unir sus esfuerzos», por lo que este encuentro presidido por el Gobierno de Chile y la UICN se perfila como una vía para «fortalecer las voluntades y acciones de trabajo por la defensa de los mares».
En la actualidad, entre un 2% y un 5 % de los océanos están bajo algún tipo de protección, pero en unos años la WWF quiere elevar la cifra a un 30 % en los próximos años.
Las comunidades costeras «no tienen más alternativas que el recurso marino, por lo que destruir los océanos es dejar a aquellas personas abandonadas», remarcó la experta, quien agregó que la falta de oportunidades de desarrollo generan «pobreza y tensiones sociales».
Con el plan IMPAC4, se busca impulsar la puesta en marcha de políticas sostenibles, que velen por el crecimiento económico de un país, sin despreciar su fortalecimiento ambiental, desarrollo social y diálogo entre las partes.
Bajo esta premisa, Kakabadse reprochó las decisiones de algunos países que por décadas «han privilegiado el crecimiento económico inmediato», afectando de manera irreversible el banco de recursos naturales que sustenta a la humanidad.
No obstante, advirtió de que el ejemplo del país sudamericano «de nada vale si otras naciones vecinas u actores relevantes no están de acuerdo».
No se puede solucionar en solitario un problema y los gobiernos lo tienen claro. No es válido un consenso para proteger los mares sin todos los sectores presentes», sostuvo la activista, quien aseguró que el compromiso de la industria pesquera internacional por disminuir su impacto negativo en los ecosistemas va en aumento.
Hoy en día vemos los esfuerzos de los mercados a nivel mundial, al cual los consumidores le exigen sellos de sustentabilidad en productos que van más allá de los marinos. Hay un productor más responsable y un consumidor más consciente».