En reconocimiento a la filantropía
de Don Roberto Hernández Ramírez
Por: Emilio Guerra Díaz
En lo personal, será porque así lo he comprobado vivencialmente, el mentorazgo (primo hermano de la acción voluntaria), es uno de los recursos más importantes de los cuales puedan echar mano todas las instituciones filantrópicas, desde organizaciones operativas, asociaciones promotoras hasta fundaciones empresariales. Para el mentor la acción de compartir le revela que su trayectoria personal y profesional es de utilidad no solo para la empresa, sino también para otras instituciones, proyectos sociales, para el bien común.
El mentorazgo involucra, detona la imaginación, despierta el compromiso de las personas, motiva e incentiva a otros a dar, a compartir su experiencia; enriquece con otros puntos de vista a los propios, brinda oxígeno puro a situaciones viciadas, suma recursos, encuentra nuevos causes para la acción solidaria, incrementa la auditoría social pues mientras más personas participan en los proyectos y dan seguimiento a la forma en la que se utilizan los recursos los operadores ponen mayor cuidado; en fin podríamos hacer un lisado sin fin de los aportes benéficos del mentorazgo.
El mentorazgo se define como la acción de personas que brindan sus conocimientos, habilidades y experiencias para formar a otras personas. Lo que un mentor dona es su talento, consejo, guía o dirección.
Existen varias formas de atraer el mentorazgo a favor de las organizaciones filantrópicas, dos de ellas de manera formal son: a) invitando a personas a participar como miembros de un Consejo Directivo, que es el órgano de gobierno de una institución filantrópica. En algunas instituciones se les llama Patronato y b) impulsando su participación a través de otro tipo de comités, como el consultivo, por ejemplo, para pedirles apoyo en tareas específicas y de manera ocasional.
Otras tantas organizaciones desarrollan programas de mentorazgo más o menos formales y regulares, y están “a la caza de talentos” para recibir retroalimentación y consejos para mejorar sus proyectos, hacerlos más eficientes y lograr mayor impacto.
El mentorazgo se da por todas partes y de manera cotidiana. Cuando dicto cursos de Voluntariado o fortalecimiento de Consejos Directivos, señalo que esta figura nos es muy familiar en la práctica más no por el nombre “mentorazgo”, que nos suena en ocasiones ajeno.
Señalo que los primeros mentores son nuestros padres, los segundos, nuestros maestros; los terceros líderes sociales, jefes e incluso miembros de las distintas iglesias y como señaló Germán Dehesa en un anuncio radiofónico cuando se presentó uno de sus libros: los hijos pueden ser también nuestros (cuartos) mentores, el escritor veracruzano señalaba en la cápsula “agradezco la educación que he recibido de mis hijos”.
Algunas empresas visionarias, a menudo aquellas que han estado profundamente involucradas con prácticas internacionales o donde la práctica filantrópica en su país de origen es muy común, son proactivas y fomentan el mentorazgo de sus ejecutivos y directivos. Aquellas tienen programas formales de participación de su personal más calificado todo el año e incluso permiten que ocurra en horas laborales. Este es el caso del banco J.P. Morgan y de la consultora Deloitte. Ambas empatan donaciones con las horas de trabajo donadas por sus empleados como voluntarios o como mentores a organizaciones filantrópicas y tienen un programa específico.
Otro caso interesante en México es el de la Fundación E, cuyo objetivo primordial es alentar la creación de empresas por parte de jóvenes. Una de sus estrategias se basa también en el mentorazgo.
Por su parte la revista Expansión está siguiendo la inspiración que despiertan programas para alentar el emprendurismo e incubación de negocios a través del mentorazgo y esta semana, para ser precisos el viernes 2 de marzo, cerrará la convocatoria para que sean presentados proyectos de iniciativas de esta naturaleza para participar en Emprendedores 2012.
Existen dos categorías para participar: 1) Emprendedores de Alto Potencial y Emprendedores en Pleno Crecimiento. Independientemente de las bases que pueden ser consultadas en su página electrónica, vale la pena destacar que los proyectos recibirán consejos y guía de mentores empresariales que les apoyarán durante su instrumentación. La asociación Endeavor México proveerá el talento humano gracias a su red de mentores.
Sin embargo, el valor del mentorazgo para las fundaciones empresariales es fundamental porque detona la utilización de recursos adicionales que puede dar la empresa a través de su institución de manera formal: transferir conocimientos y provocar el desarrollo de habilidades gerencial para fortalecer el sector filantrópico nacional.
Uno de los mejores casos a nivel mundial que basa su quehacer institucional en la práctica que nos ocupa y que tiene ya más de 45 años de su desarrollo, es el programa de Mentorazgo de la Fundación Príncipe de Gales del Reino Unido. Esta iniciativa apoya tanto a proyectos lucrativos como el desarrollo de organizaciones filantrópicas. Se constituye un banco de mentores quienes se comprometen a fortalecer por un año los proyectos que han pasados los primeros filtros y califican para recibir además financiamiento.
En el caso lucrativo los responsables del proyecto, una vez que el mentor ha cumplido su labor, reciben dinero en calidad de préstamo y podrán restituir a la Fundación Príncipe de Gales esos fondos con atractivos plazos. Respecto al apoyo económico que reciben las iniciativas no lucrativas, los mentores también son altamente apreciados porque garantizan la viabilidad del proyecto. Reciben financiamiento sin retorno para la fundación británica.
Como se observa, el valor agregado que da el mentorazgo para el que lo da como para quien lo recibe reproduce prácticas ejemplares no solo en el mundo de los negocios, sino también de las instituciones filantrópicas.
Las fundaciones empresariales están llamadas a ser protagonistas de este tipo de proyectos de donación de talento y experiencia, pues son un vínculo natural entre empresa y las organizaciones sin fines de lucro. Además, las fundaciones al practicar el mentorazgo, cuidan la inversión que dirige a proyectos sociales. Quien incursiona en el campo del mentorazgo para organizaciones filantrópicas no vuelve a ser el mismo, sino que experimenta grandes recompensas.
Si está interesado en desarrollar su programa de Voluntariado Corporativo y mentorazgo, Expok y quien escribe, puede ayudarle dando valor agregado a su iniciativa.
Desde el Consejo Directivo
La semana pasada dos grandes filántropos fueron reconocidos por sus iniciativas y acciones a favor de los demás. Se trata del Dr. Virgilio Fernández del Real, refugiado español que estudió pediatría. Ha destinado su vida para restituir la salud de miles de infantes, pero además su gusto por el arte y la música le motivó a apoyar estas iniciativas sobre todo en Guanajuato.
En el caso de Don Roberto Hernández Ramírez, el también empresario, ha sido un paladín del rescate del patrimonio artístico y cultural de varios estados de la república. Su apoyo es basto y se dirige no sólo a preservación arquitectónica sino también a empoderar a comunidades para que a través de sus actividades cotidianas sean ellos guardianes de su propia riqueza. Don Roberto potencia su participación filantrópica, su pasión por el arte y su compromiso con la naturaleza por dedicar gran parte de su tiempo como consejero (mentor) en distintas fundaciones de carácter social, cultural y medioambiental. Es miembro The Natural Conservancy, patrono del Museo de Arte y miembro del World Monuments Fund, entre otras instituciones. Por su aporte recibió del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes un merecido homenaje en el Palacio de Bellas Artes.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.
