No es secreto que en ciudades de gran tamaño como lo es la Ciudad de México, la movilidad uno de los principales problemas para sus habitantes. Prueba de ello son los resultados del estudio realizado por TomTom Traffic Index, que comprueban que, en promedio, en México una persona pierde 119 horas de su tiempo al año debido a la congestión vehicular de las calles. Esto, se traduce en 4 días y 23 horas, tan solo 3 días y 3 horas menos que en 2019, antes de que la pandemia limitara las salidas y traslados. Estos embotellamientos tienen su mayor auge en las famosas horas pico, con lo que las personas sacrifican el tiempo con sus familias y en general su calidad de vida.
Recientemente, el trabajo híbrido se ha posicionado como una solución a estos problemas de movilidad, ya que permite que las personas sigan teniendo contacto con sus centros de trabajo sin tener que afectar su calidad de vida al pasar muchas horas dentro de sus vehículos. En este sentido, las empresas se encuentran en un momento determinante para el futuro de sus empleados, ya que las condiciones sanitarias se prestan para un retorno a la normalidad; sin embargo, nuevos factores como la movilidad pueden afectar los niveles de productividad de los empleados.
De acuerdo con el estudio realizado por WeWork, “Redefiniendo los espacios de trabajo en Latinoamérica”, el 85% de los colaboradores mexicanos señala al modelo híbrido como el ideal en la era post pandemia, mientras que el 95% de ellos destacan que la pérdida de tiempo en desplazamientos es considerada como la principal desventaja del trabajo presencial. Siguiendo esta misma línea, el auge de espacios como WeWork ha posibilitado que las compañías de todos los tamaños puedan tener alternativas de trabajo híbridas y flexibles para sus colaboradores que hace unos años eran impensables en nuestro país.
Al respecto, Álvaro Villar, director general de WeWork en México señala que “la nueva realidad nos obliga a transformar cuestiones laborales como la cultura y los entornos de trabajo para beneficio de los colaborades. En el estudio realizado por la compañía, se identificó que solo el 5% de las personas prefiere el trabajo presencial, lo que muestra que las sedes laborales estáticas y lejanas de los hogares son cosas del pasado, y que ahora debe primar el poder ofrecer espacios de trabajo más cercanos y convenientes en donde la productividad no se vea afectada por largas horas de desplazamiento”.
Además, explicó que esta es una de las iniciativas que se han implementado en WeWork para el bienestar de sus colaboradores y que sirve de ejemplo para mostrar lo indispensable de la adaptación a nuevos modelos de trabajo; pues ahora ofrecen a todos sus miembros la posibilidad de operar en la sede que más se les facilite por ubicación y cercanía a sus hogares.
El fin del teletrabajo pandémico puede estar por llegar a su final y las implicaciones para las empresas pueden ser variadas, desde retomar sedes en arriendo, que elevan sus costos operativos, hasta asegurar las condiciones necesarias para que no se constituya una relación de teletrabajo permanente. Todo esto bajo la premisa de buscar una opción que no afecte la buena productividad alcanzada por el trabajo en casa y que permita la flexibilidad que las cuarentenas trajeron consigo.
La dinámica del trabajo presencial no volverá a ser igual, pues las personas ahora se inclinan por modelos de trabajo híbridos que les ayuden disminuir su estrés y aumenten su productividad. Es por esto por lo que, alternativas que permitan tener sedes flexibles se empiezan a posicionar como la mejor opción para que el retorno a la normalidad no implique retos que impacten el desempeño de los trabajadores y que, por el contrario, faciliten el equilibrio entre vida personal y laboral. Ahora las empresas deben apuntarle no sólo a la descentralización sino, también, al bienestar de sus empleados. La mezcla de estas dos herramientas asegurará el éxito de la vuelta a las actividades laborales.
