El cambio climático es una de las mayores amenazas existenciales para la humanidad, y sin embargo, los gobiernos y sociedades del mundo continúan subestimando su gravedad. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha lanzado repetidas advertencias sobre los peligros inminentes, afirmando que el planeta se encuentra en riesgo de un colapso climático. A medida que nos acercamos a la Conferencia de las Partes (COP29) en Bakú, las señales son claras: el aumento de las temperaturas globales va camino de superar el límite crítico de 1,5 °C sobre los niveles preindustriales en los próximos años, lo que podría desencadenar efectos irreversibles en los ecosistemas.
Los puntos de inflexión climáticos están más cerca de lo que creemos, según Guterres, con impactos potencialmente devastadores como el colapso de la selva amazónica y la pérdida de la capa de hielo en Groenlandia. Sin acciones inmediatas, advierte el secretario general de la ONU, estos cambios radicales podrían acelerar la crisis climática de manera irreversible y agregó que es imperativo actuar con urgencia para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
Te contamos más sobre las declaraciones de Guterres respecto a la crisis climática y los planes para abordarla previo a la COP29. ¡Sigue leyendo para enterarte!
El riesgo de un colapso climático amenaza a la humanidad
El cambio climático representa uno de los mayores desafíos existenciales para la humanidad, con efectos potencialmente devastadores que impactarán a generaciones futuras. Sin embargo, la falta de acción decidida de los gobiernos y la sociedad para enfrentarlo sigue siendo alarmante. António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, ha advertido en numerosas ocasiones sobre el riesgo de un colapso climático, subrayando que el planeta se encuentra en una trayectoria peligrosa si no se toman medidas inmediatas.
Durante una entrevista en el marco de la COP16 en Cali, Colombia, Guterres advirtió sobre las consecuencias irreversibles de seguir desestimando las previsiones climáticas y no actuar al respecto:
“El mundo sigue subestimando los riesgos climáticos. No tengo ninguna duda de que corremos el riesgo de alcanzar una serie de puntos de inflexión que acelerarán drásticamente los impactos del cambio climático. Es absolutamente esencial actuar ahora. Es absolutamente esencial reducir drásticamente las emisiones ahora”
António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas.
A medida que nos acercamos a la Conferencia de las Partes (COP29), las señales de alerta son claras. El aumento de las temperaturas globales está acercándose peligrosamente al límite de 1,5 °C sobre los niveles preindustriales, un umbral crítico según los científicos. Superarlo podría desencadenar una serie de efectos irreversibles, incluidos cambios drásticos en los ecosistemas. Estas transformaciones no solo afectarían la biodiversidad, sino que también acelerarían el calentamiento global, creando un ciclo de retroalimentación negativa para el clima.
La amenaza de los puntos de inflexión climáticos
Los puntos de inflexión climáticos son eventos críticos que, una vez alcanzados, desencadenan cambios irreversibles en los ecosistemas. Guterres ha advertido que estos puntos de no retorno están más cerca de lo que la mayoría de las personas cree:
“El riesgo de que estos puntos de inflexión aceleren el cambio climático es algo que debe tomarse muy en serio. Por dar dos ejemplos, algunas personas dicen que podríamos llegar a una situación en la que la selva amazónica se convertiría en una sabana irreversible, o que la capa de hielo de Groenlandia y la Antártida occidental se derretirían.
António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas.
La selva amazónica, considerada el pulmón del planeta, es uno de los mayores sumideros naturales de carbono. Su colapso no solo implicaría una pérdida significativa de biodiversidad, sino también una aceleración del calentamiento global debido a la liberación masiva de carbono a la atmósfera.
De igual forma, el derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida occidental representa una amenaza inminente. Este fenómeno podría causar un aumento significativo del nivel del mar, lo que provocaría inundaciones devastadoras en zonas costeras densamente pobladas. Estas áreas incluyen ciudades clave y centros económicos, lo que añadiría una capa adicional de desafíos sociales y económicos al ya complejo panorama climático. El riesgo de un colapso climático es, por tanto, una preocupación global que afecta tanto a los ecosistemas como a la estabilidad económica.
En un año marcado por incendios forestales, sequías extremas y fenómenos meteorológicos devastadores, Guterres ha subrayado la fragilidad de los sistemas naturales que regulan el clima. Los sumideros de carbono, como los bosques y los suelos, están mostrando signos de agotamiento, absorbiendo menos carbono de lo habitual. Este fenómeno puede ser temporal, pero también es una señal preocupante de que los ecosistemas podrían estar perdiendo su capacidad de resiliencia, aumentando el riesgo de colapso climático de forma irreversible.
La falta de voluntad política para enfrentar el cambio climático
Una de las principales barreras para enfrentar de manera efectiva la crisis climática es la falta de voluntad política. António Guterres ha sido un crítico vocal de la inacción de los gobiernos frente a este desafío, señalando que muchos siguen cediendo ante las presiones de la industria de los combustibles fósiles.
En un discurso previo a la COP29, expresó su frustración por la incapacidad de los líderes globales para tomar decisiones audaces que realmente frenen el uso de estos recursos contaminantes. Según Guterres, «no hay manera de preservar el objetivo de 1,5 grados si no aceptamos el principio de eliminar gradualmente los combustibles fósiles». Guterres también ha sugerido que se debería prohibir la publicidad de estas empresas, similar a las restricciones impuestas a la publicidad del tabaco en décadas anteriores.
Un tema central en las negociaciones de la COP29 será la financiación climática. Los países desarrollados han prometido 100,000 millones de dólares anuales para ayudar a las naciones en desarrollo a adaptarse y mitigar el cambio climático, pero estos compromisos expiran pronto, y las necesidades financieras son mucho mayores. Según Guterres, el esfuerzo por descarbonizar la economía global requerirá billones de dólares, lo que obligará a una reevaluación de qué países deben contribuir más a este esfuerzo.
Se espera que las conversaciones sean tensas, especialmente en torno al papel de los petroestados como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, así como la creciente presión para que China, la segunda economía más grande del mundo, aumente su contribución financiera. «No se puede comparar a Arabia Saudita con China», comentó Guterres, haciendo referencia a las diferencias en riqueza y estructura económica. El secretario general evitó hacer comentarios específicos sobre cómo debería cambiar la base de donantes, pero fue claro al señalar que sin una mayor financiación, los esfuerzos globales para combatir el cambio climático serán insuficientes.
El tiempo para la inacción ha terminado
El futuro del planeta depende de la acción inmediata para evitar el riesgo de un colapso climático. Superar el umbral de 1,5 °C no solo tendrá impactos ecológicos devastadores, sino que también pondrá en peligro la estabilidad social y económica en todo el mundo. Estamos en una trayectoria hacia los 3,1 °C, lo que podría desatar una crisis sin precedentes, afectando a millones de personas y ecosistemas vulnerables.
A pesar de las advertencias, todavía existe una ventana de oportunidad para evitar los peores escenarios. El éxito dependerá de decisiones políticas audaces y una mayor colaboración entre gobiernos, empresas y la sociedad civil. La COP29 representa un momento crucial para que los líderes mundiales muestren una verdadera voluntad de enfrentar el desafío.
En última instancia, la crisis climática es un problema global que requiere una respuesta global. No solo es necesario un cambio en la política y en la economía, sino también un cambio en la mentalidad colectiva. El momento de actuar es ahora; el futuro depende de lo que hagamos hoy para evitar el colapso climático.