El calentamiento global es un tema que nos incumbe a todos. Por ello personalidades del mundo de la política, del entretenimiento, del espectáculo, así como del mundo empresarial y deportivo han accionado y se han pronunciado en contra de la falta de cuidado del medio ambiente.
Por ejemplo, Leonardo DiCaprio es una de las personas más reconocidas en el activismo contra el cambio climático. En 2007 escribió, produjo y narró un largometraje sobre la degradación medioambiental y el calentamiento global. Ahora el actor tiene una fundación dedicada a la salud y bienestar a largo plazo de todos los habitantes de la Tierra.
Mark Ruffalo, destaca su activismo en contra de la administración de George W. Bush, antes de convertirse en uno de los líderes más beligrantes de la oposición al fracking. Esta técnica de obtención de hidrocarburos por fracturación hidráulica del terreno se utiliza ampliamente en Estados Unidos, pero está sujeta a una fuerte controversia por su impacto medioambiental. Él promovió una perición al presidente y al congreso para que actuaran contra ello.
Por otro lado está Javier Bardem, un actor que ganó en 2007 el premio Óscar al Mejor Actor de reparto. Él viajó a la Antártida con Greenpeace, un recuerdo que perdurará por mucho tiempo en su mente puesto que se dio cuenta de la destrucción de los ecosistemas marinos la cual tiene un aceleramiento mayor al del último siglo.
El problema viene desde la contaminación en las ciudades, la cual llega hasta el mar e incluso hasta la Antártida. Los plásticos no solo invaden el mar sino que también éstos son tragados por los peces y al final son pescados para ser de consumo humano, éstos contienen microplásticos que afectan a la salud de los consumidores e incluso generan bacterias que pueden llegar a ser mortales.
Bardem dice que en su experiencia con Greenpeace y la recolección de plásticos en la Antártida, han recolectado balones, tuberías, banderines, botellas, pelotas de golf, redes, entre otros materiales. La mayoría se descomponen en mínimo 100 años o más.
«Esperaba encontrarme un clima mucho más frío, pero sobre todo más virgen. Tres veces al día la ONG tomaba muestras del agua del océano para ver si había rastros de plástico, y en cada ocasión los test daban positivo. De verdad que es difícil creer que en un sitio tan alejado de la civilización haya plástico en el mar. Hasta que lo ves con tus propios ojos. Y esto te hace darte cuenta de una realidad terrible: estamos arruinando el planeta”.
«Yo no soy científico ni biólogo, pero he aprendido, a partir de ese viaje, que un océano saludable es el paso más importante para detener el calentamiento global, porque produce la mitad del oxígeno del planeta y crea un ambiente más saludable para los seres vivos, categoría que, aunque a veces parece que se nos olvida, nos incluye a todos nosotros. Un océano saludable lo regenera todo. Y este es el primer paso, este santuario, para que en el futuro podamos crear otros alrededor del mundo, en diferentes océanos y mares».
“Tenemos que tomar en serio el problema del plástico. Este es un punto en el que la mayoría de los gobiernos coinciden, pero no se están tomando medidas drásticas que deberían estar ya en marcha. Porque el plástico es lo primero que hay que eliminar”.
«No tengo en absoluto confianza en que seamos capaces de detener el calentamiento global. Precisamente porque estuve en el Arctic Sunrise [el barco de Greenpeace] y allí había gente que ha estado haciendo este trabajo durante años. Ellos me dijeron que hace ya mucho tiempo que rebasamos un punto de no retorno, del que no se puede regresar. No hay marcha atrás. Y lo peor es que, cuando me lo decían, veía con mis propios ojos paisajes que lo confirmaban. Los icebergs se están derritiendo y, si vas al Ártico, en el norte, el paisaje está cambiando muy rápidamente y de manera dramática. Los científicos tienen la verdad, pero no siempre se los toma en serio. Parece mentira que aún haya sectores de la política que los pongan en tela de juicio. Y ahí está lo realmente importante de nuestra campaña por el santuario oceánico: si en octubre tenemos una reacción positiva, va a impactar en las futuras decisiones que se tomen».
«Ante la pregunta de si esta experiencia lo ha mejorado como persona, duda unos segundos. Cuando por fin responde, usa a su personaje en Todos lo saben para describirse… en negativo: «Paco está muy aferrado a su tierra, a los viñedos que se ha pasado 20 años cultivando. Y de pronto se ve en la tesitura de venderlos para ayudar a alguien que tiene un problema terrible. Y lo hace. Me han preguntado muchas veces si yo, Javier Bardem, estaría dispuesto a hacer lo mismo. Y yo siempre digo que probablemente no sea tan generoso o tan valiente”.