Por Antonio Tamayo Neyra
No sé cómo fue para los demás, pero en mi caso la responsabilidad social es la respuesta a lo que debe ser el comportamiento de la empresa con su personal. Mi encuentro con ella fue casual e inesperado, me la topé sin querer.
Debo aclarar que desde mi época de estudiante universitario, de la cual ya pasaron “algunos años”, me surgió la inquietud de saber qué era realmente una empresa, además del concepto económico que mayoritariamente se maneja. Todo esto después de haber visto los análisis de los grandes maestros de la administración como Taylor y Mayo por mencionar algunos.
Los años pasaron, y al estar involucrado en los temas laborales-sindicales y buscando temas de capacitación para dirigentes de dichas organizaciones de trabajadores, fue cuando me encontré con la responsabilidad social empresarial (o empresaria como la llaman en Sudamérica), un modelo de gestión que da cuenta de la responsabilidad que tiene la empresa con este grupo de interés y que lo ubica en el radar de la dirección no como un costo adicional en el proceso productivo, sino más bien como una persona que debe ser tratada como tal en todas sus dimensiones, no solo en la parte económica o productiva como siempre ha sido.
Recordemos que para Taylor era prácticamente una extensión de la máquina y se le necesitaba como una “mano de obra” y por lo tanto pagarle como tal.
Posteriormente ya se le empezó a ver como una persona que tiene sentimientos; después de eso se percató la empresa que con dicha mano de obra viene incluido un cerebro “gratis”, que como tal piensa, y con ello ya se inicia la integración de lo que viene siendo una persona en toda su extensión.
Lo anterior puede ser obvio para todos aquellos inmersos en el tema, sin embargo, todavía hay mucha gente dentro de la empresa que tiene bien establecido el paradigma de Taylor, que está cumpliendo los cien años de existencia, y dentro de este pensamiento hay tanto directivos como supervisores en la línea de producción que su relación laboral o de trabajo con el operario sigue siendo como en aquel entonces.
Desconozco cómo sea en otras partes del mundo, pero en el caso de México no entiendo cómo todavía existe en la legislación esa división entre “empleados de confianza” y trabajadores. Se entiende entonces que los segundos no son de confianza y por lo tanto hay que tratarlos con recelo y con muchas limitantes.
Bajo este concepto la empresa es de los dueños, patrones (término que persiste en la legislación), y que todos los demás están para servirle a ella, algo que considero plenamente anacrónico.
Por lo anterior, la empresa es solamente un ente económico y no tiene ninguna responsabilidad social con su personal. Esto significa entonces que cada quien trabaja para sí mismo, directivos, empleados y trabajadores, que solamente existe una responsabilidad laboral porque es una asociación forzada para la producción de un bien o servicio, y la parte humana o social es accidental y por lo tanto secundaria.
Con el comentario anterior no estoy de acuerdo, primero somos seres humanos y por ello tenemos una relación ética y social, y después se dan las relaciones laborales, y aún en estas últimas no dejamos nuestra humanidad y por lo tanto nuestra responsabilidad entre nosotros.
Seguiremos platicando…
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Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso) También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales. Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.