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En una década, el planeta no podrá lidiar con los desechos plásticos: expertos

El uso global de plásticos está en una trayectoria alarmante y aún se prevé que tanto su producción, como los residuos resultantes se tripliquen para 2060, lo que profundizará la crisis ambiental y sanitaria asociada principalmente la gestión de desechos plásticos. Los microplásticos ya están presentes en placentas humanas, arterias, testículos y semen, con impactos desconocidos pero preocupantes en la salud. Sin acciones decisivas, la humanidad enfrentará consecuencias irreversibles.

A dos años de que 175 países iniciaran negociaciones para un tratado global contra la contaminación plástica, el avance ha sido limitado. Las tensiones entre las naciones que buscan recortes en la producción de plástico y las grandes potencias productoras han frenado los acuerdos. La última ronda de conversaciones, en Busan, Corea del Sur, será crucial para determinar si el mundo puede unirse en un esfuerzo efectivo para enfrentar esta crisis antes de que sea demasiado tarde, sin embargo, se requieren medidas contundentes que algunos países no están convencidos de aceptar. ¡Te contamos!

¡La gestión de desechos plásticos podría ser inmanejable si no se toman medidas drásticas!

La última ronda de negociaciones para crear un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos se llevará a cabo del 25 de noviembre al 1 de diciembre en Busan, sin duda, un evento del cual depende la manera en la que la humanidad se enfrentará a este problema con repercusiones globales.  Durante su intervención previa al inicio de las negociaciones, Anne Beathe Tvinnereim, ministra noruega de Desarrollo Internacional y representante de la coalición de 68 países “de gran ambición” que desean que se aborde el problema de los plásticos en todo su ciclo de vida, hizo un llamado urgente para reducir la producción de plástico:

“Necesitamos aumentar el reciclaje y la gestión de residuos, por supuesto, pero si no reducimos la producción y el consumo no seremos capaces de hacer frente al volumen de plástico en el sistema dentro de 10 años”.

Anne Beathe Tvinnereim, ministra noruega de Desarrollo Internacional.

El núcleo del conflicto radica en los recortes a la industria plástica, que genera más de 712 mil millones de dólares anuales. Países como Arabia Saudita y Rusia, líderes en la producción de petróleo, se oponen a las restricciones y promueven la gestión de desechos plásticos como solución primaria. Sin embargo, expertos y naciones afectadas por la crisis insisten en que medidas como la prohibición de productos plásticos de un solo uso y de sustancias tóxicas son esenciales. Lograr el acuerdo será difícil dados los intereses en juego, aunque Tvinnereim asegura que la coalición a la que representa se mantendrá firme en la lucha:

“No vamos a lograr un tratado perfecto, pero tenemos que avanzar más y creo que lo haremos. Elijo tener esperanza. Con países de la Coalición con Grandes Ambiciones, seguiremos demostrando que hay un gran grupo de países que se mantiene fiel a sus ambiciones. El mundo necesita desesperadamente un liderazgo ahora y buenas noticias”

Anne Beathe Tvinnereim, ministra noruega de Desarrollo Internacional.

La tensión en las negociaciones del tratado sobre la contaminación plástica

La división entre países como Ruanda y Noruega, que buscan restringir la producción de plástico, y grandes productores de petróleo como Irán, Arabia Saudita y Rusia ha escalado en las últimas rondas de negociaciones. Estos países, apodados el grupo de “ideas afines”, han centrado sus propuestas en la gestión de desechos plásticos como solución principal, rechazando cualquier restricción a la producción. Para estas naciones, el plástico sigue siendo una fuente crucial de ingresos vinculada a sus industrias de combustibles fósiles. Sin embargo, los países más afectados por la crisis, incluidos muchos en desarrollo, argumentan que la producción desenfrenada está desbordando los sistemas de gestión, agravando la contaminación y perpetuando desigualdades ambientales.

Estados Unidos, uno de los mayores productores de plástico, ha generado incertidumbre en el proceso. Aunque recientemente manifestó apoyo a un tratado que incluya restricciones a la producción, el regreso de Donald Trump a la presidencia en enero pone en riesgo esta postura. Trump, conocido por su defensa de los combustibles fósiles y su escepticismo hacia regulaciones ambientales, podría revertir cualquier progreso logrado hasta ahora. Este cambio de liderazgo es una preocupación para los negociadores, ya que Estados Unidos es clave en el combate a la contaminación plástica debido a su impacto como uno de los mayores  productores y consumidores de plásticos.

La participación activa de China en este esfuerzo global también es crucial y puede definir el éxito del tratado, según afirma Anne Beathe Tvinnereim: 

“Si vemos que China da un paso adelante, como lo ha hecho en otros contextos, tendremos buenas posibilidades de crear un instrumento eficaz. Si no, será muy difícil”. 

Anne Beathe Tvinnereim, ministra noruega de Desarrollo Internacional.

La cooperación de estas dos potencias no solo fortalecería el tratado, sino que también enviaría un mensaje claro sobre la importancia de abordar esta crisis de manera global y coordinada. No obstante, queda ver si ambas naciones decidirán o no sumarse al combate de la contaminación plástica, pese a ser una cuestión de salubridad y conservación ambiental.

El futuro de la contaminación plástica está por decidirse…

La crisis de los desechos plásticos no solo amenaza la biodiversidad y el clima, sino que también pone en riesgo la salud humana debido a la omnipresencia de los microplásticos. Este problema, que ya supera la capacidad de muchos sistemas de gestión de desechos plásticos, exige una acción global coordinada. Sin un tratado vinculante y que logre abordar la restricción de la producción de plásticos, las soluciones locales o parciales serán insuficientes para enfrentar la magnitud de esta amenaza.

El camino hacia un tratado global no será fácil, pero su éxito depende de la cooperación entre las grandes potencias y las naciones más afectadas. La voluntad política de países como Estados Unidos y China será crucial para establecer límites en la producción de plásticos y fomentar prácticas sostenibles. 

Esperamos que las negociaciones en Busan concluyan con acuerdos ambiciosos y sean sucedidos con acciones inmediatas y firmes, pues solo así podremos garantizar un futuro donde la gestión de desechos plásticos sea eficiente y el impacto ambiental de este material logre controlarse.

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