Como podrá ser del conocimiento de muchos, hay una página en Facebook que solicita que Mattel fabrique una Barbie calva… en símbolo para las niñas que libran día a día la batalla contra el cáncer (ver noticia).
La idea es de Rebecca Sypin y Jane Bingham, amigas que viven en costas opuestas pero han sido afectadas por la enfermedad. Al parecer incluso han tocado directamente las puertas de Mattel, el fabricante de la icónica muñeca pero no hubo respuesta, de modo que lo intentaron por carta y sólo obtuvieron como contestación que la compañía no acepta ideas de fuentes externas ¡Vaya una manera burda de darle la vuelta!
Hablemos francamente. No es una decisión fácil para el corporativo. Mercadológicamente Barbie es, desde su génesis, un ícono aspiracional y aunque muy loable la acción, de efectuarse pudiera ir en contra de los lineamientos de la juguetera respecto de su historia y mercado. Por otro lado, en caso de aceptar, la simpatía que pudiera ganar es mucha… sobre todo si dona las ganancias a una ONG de lucha contra este mal. Aunque por otro lado también habrá quien señale que la donación puede hacerse sin comprometer al juguete… En fin, que es un tema muy álgido y de muchas aristas, y la verdad es que la decisión es completamente de ellos y de su responsabilidad corporativa y no habría que criticarlos por ello; después de todo no han hecho nada malo…
Lo que además de esto llama la atención es nuevamente el poder de las redes sociales. La página de Facebook se creó poco antes de Navidad y al día de hoy tiene más de 60,000 seguidores… y presionadores sobre la marca…
Las empresas ya no se pueden dar el lujo de ignorar las redes sociales y la velocidad con que éstas pueden encumbrar o satanizar a una marca… inclusive cuando ésta no haya hecho nada… justo como Mattel ahora; y hay que añadir que la juguetera sabe de presión —ver el caso de Greenpeace que también involucró a su muñeca favorita y social media; y el escándalo de los juguetes con plomo; ambas crisis bien sorteadas—.
Habrá que seguir con mucho detenimiento este caso y ver cómo evoluciona, tanto el movimiento social como la marca.