El gobierno de México no ha implementado políticas verdaderamente eficaces para reducir los niveles de obesidad y sobrepeso entre su población, reprochó Alejandro Calvillo, presidente de la organización El Poder del Consumidor.
En entrevista, el activista criticó que la Secretaría de Salud no haya aplicado diversas medidas para atacar el problema, como son eliminar por completo la comida «chatarra» en las escuelas, incentivar el consumo de agua potable, realizar campañas de difusión efectivas y modificar el etiquetado de los alimentos para brindar al comprador información veraz y útil sobre los alimentos que adquiere.
Reprobó también que en el país no se haya dado seguimiento a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de prohibir la difusión en los medios masivos de comunicación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigidos a niños.
En 2010, el gobierno federal presentó el Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria, en donde incluía varios programas para mejorar el peso y la salud de los mexicanos.
Sin embargo, hasta el momento no se ha propuesto a nivel oficial una política enfocada a la aplicación de impuestos especiales a alimentos y bebidas calóricas, como propuso el martes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Con relación a esta propuesta, en la que la OCDE consideró a la política fiscal como una medida efectiva para combatir la obesidad, Calvillo acusó a la industria alimenticia de impedir que este tema se discuta en México.
«La única razón es el enorme poder que tienen las empresas procesadoras de alimentos y de bebidas. Basta ver a Felipe Calderón, que se reunió en Davos con el presidente de Coca Cola y le aplaudió que aumente sus inversiones en nuestro país», comentó.
«El gran problema es el fuerte cabildeo de las grandes corporaciones de nuestro país».
Recordó que la organización que encabeza presentó el año pasado en el Congreso una iniciativa en este sentido sin que haya prosperado.
El experto señaló que la principal tendencia internacional en materia de política fiscal contra la obesidad es la aplicación de impuestos a los refrescos.
«Los refrescos representan una de las mayores ingestas de calorías. No hay ningún producto que tenga más calorías y azúcar y tienen un impacto muy fuerte en la salud y en la economía de las familias. Las familias mexicanas gastan más en refrescos que en tortillas, frijoles o huevo», afirmó.
En México, apuntó, cada habitante toma 163 litros de refresco al año, lo que lo convierte en el mayor consumidor de estas bebidas a nivel mundial, por lo que llamó a tomar medidas para reducir estos niveles.
En un reporte difundido antier, la OCDE indicó que México sigue ocupando la segunda posición con el mayor nivel de obesidad entre los países integrantes de la organización, sólo después de Estados Unidos.
Sobre consumo
Impuestos adoptados en países integrantes del OCDE para combatir la obesidad:
Dinamarca (2011): A alimentos que contengan más de 2.3 por ciento de grasas saturadas.
Finlandia (2011): A productos confitados.
Hungría (2011): A algunos productos con alto contenido de azúcar, sal o cafeína.
Francia (2012): A bebidas adicionadas con azúcar o edulcorantes artificiales.
Fuente: Reforma.com
Por: Margarita Vega
Publicada: 23 de febrero de 2012.