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El poder verdadero

México volvió a reprobar en competitividad. Obtuvimos un 4.6 de calificación.

Nos situamos en el lugar 32 de 46 países evaluados, justamente en la misma posición que teníamos hace 11 años. Twittea esto.

Cifras que nos ubican en la realidad, emitidas por el Instituto Mexicano para la Competitividad apenas esta semana, al dar a conocer el “Índice de Competitividad Internacional 2013”, que cada año elabora y publica desde 2001.

La competitividad de un país, según esta organización, “es la capacidad para atraer y retener talento e inversión”.
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Es decir, un país es más competitivo cuando los inversionistas y los talentos productivos tienen más interés en vivir o invertir en él.

Para analizarla se miden diez factores: la situación de su Estado de derecho; el manejo del medio ambiente; la economía; el nivel de preparación de su sociedad; la eficiencia del gobierno; la innovación de sus empresarios y su sistema político, entre otros.

De esos factores, en el que más hemos retrocedido es en “gobierno eficiente y eficaz” al caer nueve posiciones entre el 2001 y el 2011.

En el que más avanzamos fue en el de la economía, al escalar nueve peldaños en esas mismas fechas.

Generamos recursos, pero tenemos pésimos gobiernos y representantes populares, que al no obtener la confianza ni conectar con los ciudadanos, son incapaces de generar las reformas correctas para que el país crezca de manera sostenida.

Es increíble que a estas alturas nos situemos en América Latina todavía por debajo de Costa Rica, Chile, Panamá, Perú y Brasil.

Triste realidad.

Según el IMCO, en concordancia con otras instituciones académicas y de investigación que estudian la competitividad como “ARegional” y el “Centro de Investigación y Docencia Académica (CIDE)”, uno de los mayores retos para alcanzarla se encuentra en los estados y en los municipios, donde la falta de seguimiento y de continuidad de políticas y prácticas exitosas impide un crecimiento real en las condiciones de vida de sus habitantes.

No están equivocados.

Los intentos por mejorar las condiciones en los estados y en los municipios son tradicionalmente acotadas por los partidos políticos que en la búsqueda del poder están dispuestos a negociar lo necesario para obtenerlo, así sea en detrimento de la sociedad, sus supuestos representados.

Cuando a ello se le añaden los protagonismos de gobernantes enfermos de “reflectores”, el resultado es dramático.

Las consecuencias electorales finalmente llegan, el partido pierde el poder ante una ciudadanía harta de malos gobiernos, pero el daño ya está hecho y el retroceso en el desarrollo pasa facturas de gran calado para las comunidades que lo sufren.

Hablaré del caso de mi comunidad. Nuevo Laredo es una ciudad por donde se facilita el cruce del 30% de todo el comercio de México con Estados Unidos, lo que representa, según declaraciones recientes del presidente Peña Nieto que por aquí cruzan 450 mil millones de dólares al año, 390 millones de dólares diarios, 333 mil dólares por minuto.

Eso significa más del 15% del PIB total de México.

En este lugar, que debería tener un nivel de competitividad muy elevado dada la importancia económica para el país, se han hecho esfuerzos ciudadanos por elevar la calidad de vida.

Se implantó un modelo con alta participación ciudadana en el ejercicio del gobierno; en la evaluación de sus funcionarios; en la coinversión con organizaciones de la sociedad civil en proyectos sociales y en la planeación de largo alcance.

Gracias a que entre todos le entramos, la competitividad subió del 2007 al 2010. Para ARegional Nuevo Laredo pasó del lugar 51 al 18; para el CIDE del lugar 32 al 13.

Se demostró que con participación ciudadana todo es posible.

Sin embargo la profecía de esos organismos no se hizo esperar. Con el cambio de gobierno y a pesar que era del mismo partido, todo cambió.

No hubo más convocatoria de los ciudadanos a participar y a todo aquél que intentó hacerlo se le condenó públicamente.

Hace unas semanas el propio IMCO nos devolvió a la realidad, Nuevo Laredo en 2013 se encuentra de nuevo en el lugar 62 de 77 ciudades evaluadas. Específicamente en “gobierno eficiente” es el rubro en donde peor estamos, en el 75 de 77.

Nada que no sea obvio.

Paralelamente, el partido del presidente municipal que arrasó con la participación ciudadana, perdía por primera vez en casi 40 años la alcaldía.

Sucedió en medio de un incremento de 10 puntos de participación de votantes sobre la última elección local y con un margen de casi dos a uno contra el candidato “oficial”.

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El partido que perdió se encuentra analizando lo sucedido pero la lección es muy clara, cuando la sociedad se une, nada la detiene.

El poder de los ciudadanos se expresó en las urnas y hoy es necesario reconstruir sobre las cenizas de nuestra comunidad con nuestra arma principal: la participación.

¿Le entramos de nuevo?


leopoldo lara puente

José Leopoldo Lara Puente

Candidato a Doctor por la Universidad Complutense de Madrid, España, Leopoldo Lara Puente es un Notario Público tamaulipeco que se ha distinguido por ser promotor del capital social y del ejercicio de los ciudadanos en las acciones públicas. Fundador de diversas organizaciones de la sociedad civil y empresariales, actualmente es editorialista de un periódico de su localidad, desde donde nos comparte sus propuestas y experiencia ciudadana.

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