Tras seis años de trabajo, Casa Madero tiene un motivo para celebrar por sus primeros dos vinos elaborados con uva orgánica.
“Empezamos a convertir dos lotes experimentales de nuestro viñedo en agricultura orgánica, primero con una etapa de desintoxicación y después de certificación. Estamos muy orgullosos y contentos de este proyecto y además, los vinos están buenísimos”, dice en entrevista Brandon Milmo, co-director de Casa Madero.
La bodega más antigua del continente americano y condecorada con más de 505 premios internacionales se encuentra hoy en manos de la quinta generación de la familia Madero, que cumple 121 años de cuidar con esmero y dedicación sus viñedos.
Daniel y Brandon Milmo recibieron a El Wiken en la Hacienda de San Lorenzo a la que llaman “Casa Grande”.
Este lugar, sumamente acogedor, se ubica en el Valle de Parras, Coahuila.
La sencillez y amabilidad de los anfitriones salta a primera vista, y sin más preámbulos nos cuentan su maravillosa historia.
“A mi hermano y yo nos ha tocado el orgullo de poder dirigir este legado de gran historia para México. Nos es muy importante llevarlo con buena honra, que resalte y salga con buenos resultados durante nuestra generación y que por lo menos siga por 400 años más, ese es nuestro deseo”, comenta Daniel.
Para lograr esta meta, los hijos de Don José Milmo Garza-Madero marcan el curso de la bodega enfocados en una producción de vinos de mesa.
“Años atrás la empresa estaba dedicada a producir destilados, brandys y espirituosos. Nosotros hemos decidido enfocarnos más en vinos blancos, tintos y rosados, creemos que ahorita hay una mayor oportunidad ahí para ser los líderes del mercado en vino mexicano”, asegura Daniel, administrador de empresas por el ITESM.
Disfrutar y amar tu trabajo también es negocio. “Ambos nos encanta la naturaleza y la agricultura. Es muy bonito ver crecer una planta desde que recién se trae del vivero, la plantamos y a los cinco años poder obtener el primer fruto y cuidarlo; es un proceso bellísimo. Además, nos encanta tomar buen vino así que disfrutamos mucho nuestro trabajo”, menciona Brandon el más chico de los dos hermanos, descendientes directos del expresiente Francisco I. Madero.
Hace 400 años…
El valle de Casa Madero se encuentra al pie de la Sierra Madre Oriental, en la región sur central del estado de Coahuila a mil 500 metros sobre el nivel del mar.
La bodega fue fundada en 1597 por uno de los pobladores originales de la región, Don Lorenzo García, quien obtuvo una “merced” autorizada por el Rey Felipe II de España para plantar viñas y producir vino y brandy.
Tuvieron que pasar 296 años para que la Hacienda San Lorenzo llegara a manos de Don Evaristo Madero, patriarca de la familia y abuelo del presidente Francisco I. Madero.
Después de modernizar las instalaciones y de comprar tres alambiques charentais -modelo de aparato para destilar-, la bodega adquirió el nombre comercial de Casa Madero, en 1893. Desde entonces el Valle de Parras no ha dejado de dar fruto gracias a su tierra fértil y micro clima.
“Cuando los españoles estaban explorando el norte de México en busca de oro y plata llegan a este lugar donde estaba creciendo la uva silvestre. La misma naturaleza había elegido este lugar como apto para crecer viñedos”, comenta Daniel.
En 2010, obtuvieron la Certificación ISO9001:2008 en la fabricación de vinos y bebidas destiladas, lo que le dio el título de la primera vitivinícola en México en adquirir certificación total en sus procesos en viñedo y bodega.
Enología orgánica para el mundo
Después de obtener, en 2012, la certificación de los primeros viñedos orgánicos en México otorgado por la compañía alemana BSC Öko-Garantie y avalado por United States Department of Agriculture (USDA Organic), Casa Madero lanza sus primeros vinos de uva orgánica.
El proceso de transformación del viñedo tradicional al orgánico consistió en la desintoxicación y el cambio de métodos convencionales aprobados por organismos certificadores.
En esta técnica los procesos químicos son sustituidos por una gran variedad de productos naturales que aportan nutrientes, controlan plagas y apoyan en el desarrollo óptimo de la vid como el frijol, garbanzo y leguminosas, así como extractos de plantas para combatir las plagas.
Estos productos tienen menores concentraciones de los compuestos que requiere una vid para su óptimo desarrollo, por lo que se requieren mayores cantidades de producto para llegar a los requerimientos alimenticios de las plantas.
El proceso de cuidado y mantenimiento de un viñedo orgánico requiere de una gran investigación y aprendizaje constante.
Actualmente son nueve hectáreas certificadas de viñedo orgánico, 4.5 de la variedad cabernet sauvignon para uva tinta y el resto de chardonnay para uva blanca.
Estos varietales muestran el terruño del que vienen al tener mayor concentración de colores, aromas y sabores, características que logran un vino saludable y natural.
Estos dos vinos marcan el inicio de una Casa Madero que trabaja por un futuro sustentable, en el que pretende transformarse paulatinamente, en una bodega de viñedos 100 por ciento orgánicos.
Así mismo se encuentran en fase experimental para la producción de aceite de oliva, con tres mil árboles de tres diferentes variedades de olivas españolas y que en un inicio solo estarán a la venta en la tienda de la hacienda de Casa Madero por ser sólo una producción casera, al igual que sus mermeladas de uva, chabacano y otros frutos que también se cultivan en el valle.
Fuente: Reporte Indigo