El cambio climático es una de las consecuencias que sufre el planeta debido a que sus habitantes no hemos cuidado del todo; emitimos gases contaminantes, usamos energías fósiles e incluso provocamos la muerte de varias especies tanto de la flora como de la fauna.
Es por eso que en 2015 se firmó el Acuerdo de París, donde casi 200 países estuvieron de acuerdo que tendrían como meta no sobrepasar la temperatura del planeta y mantenerla en 1.5ºC o bajarla sin llegar a los 2ºC.
Sin embargo, esto ha resultado complicado. La incertidumbre del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, lo llevó a tomar la decisión de sacar del Acuerdo a su país, porque el pensó que el cambio climático es una farsa inventada por los chinos para aprovecharse y perjudicar la economía de EU.
Son varios estudios científicos que comprueban que el cambio climático es real e incluso éste es el principal reto a vencer en los próximos 20 años.
De acuerdo con Ismael Jiménez Márquez, en su artículo llamado “a cinco grados del desastre” escrito para Forbes en su edición de Noviembre, la temperatura del planeta sigue en ascenso y los combustibles fósiles continuarán siendo el principal energético de consumo, cuando menos durante los siguientes 50 años.
Detener el cambio climático es una meta que la humanidad tiene desde hace unos veinte años, ya que desde hace treinta se dieron a conocer los primeros registros oficiales de las consecuencias del consumo desmedido de los recursos naturales y las energías fósiles.
“Las emisiones de CO2, derivadas de prácticamente todas las actividades humanas, es uno de los factores principales de los daños ecológicos que originaron la alteración climática, que ya amenaza el crecimiento y desarrollo económico de todos los países, debido a que cada año aumentan en número e intensidad las tormentas y huracanes, que a su paso, cobran cientos de vidas y dejan grandes pérdidas económicas”.
En el artículo se destaca el reporte Global Warming 1.5 ºC, puesto que en ese documento se informó que de mantenerse la tendencia en el ascenso de la temperatura del planeta, se podría llegar a 1.5 grados más entre 2030 y 2052.
Es decir, que según los expertos del IPCC, la temperatura planetaria se estaría incrementando medio grado más en los siguientes 15 años, tomando en cuenta que en los últimos años 18, la temperatura planetaria ascendió de 0.5 grados a 0.9, de acuerdo con cifras y registros recientes de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Para Fernando Aragón Durand, científico mexicano que participa desde hace doce años en el grupo de expertos que elabora el estudio sobre cambio climático del IPCC, alcanzar una medición de 1.5 grados de temperatura significa una catástrofe climática que tendrá efectos económicos y sociales en las siguientes décadas.
De cumplirse el escenario anterior, difícilmente se llegaría a los objetivos y compromisos planteados durante los acuerdos de París, en los que se pretendía que el incremento de la temperatura fuera únicamente de medio grado para 2100.
Entre las medidas y los acuerdos alcanzados por los países firmantes, se estableció reducir el consumo de energías fósiles, sustituirlas por fuentes renovables, así como destinar 100 mil millones de dólares al año a los países menos desarrollados desde el 2016 hasta 2020.
Tanto empresas como gobiernos han trabajado para implementar medidas de mitigación, y entre otros, promueven conceptos como el de la economía circular, que busca convertirse en una respuesta para frenar el calentamiento global.
Empresas que se han esforzado por mitigar sus emisiones
Ante el escenario de un mayor incremento de la temperatura del planeta, estas empresas han emprendido un esfuerzo por mitigar sus emisiones, entre ellas destaca Coca-Cola, Bio-Papel, Nestlé, Nissan Mexicana, Grupo Bimbo, entre otros.
Coca-Cola, Nestlé, Bio-Pappel y Grupo Bimbo destaca por estar en el listado de las empresas que hacen un esfuerzo por mitigar sus emisiones de carbono.
Para Juan Carlos Camargo, subdirector de sustentabilidad de Walmart de México y Centroamérica, las empresas están pensando en nuevos productos que cumplan con los preceptos de diseño biodegradable o reciclable y que se puedan desensamblar con facilidad. Es decir, que los artículos de nueva manufactura deben contener una huella baja de carbono y en menos número de componentes de materiales no renovables.
Y aunque el planteamiento de la economía circular retoma muchas de las normas del registro de la medición de la huella de carbono en la elaboración y diseño de un producto, no es adoptado en muchos países, principalmente en aquellos en vías de desarrollo.
Bajo el concepto de economía circular, se busca hacer énfasis en la preservación y mejora de los recurso naturales, en la optimización del uso de estos y en el fomento de la eficacia de este nuevo sistema de economía sustentable.
De acuerdo con el reporte del IPCC, para alcanzar la meta del umbral para incrementar solamente en medio grado la temperatura de aquí a 2030, los países y las empresas deberán reducir 45% sus emisiones de CO2, algo complicado de alcanzar en los próximos 25 años.
Para lograr este objetivo, tanto los gobiernos como las corporaciones empresariales se verán en la necesidad de incrementar sus inversiones para el desarrollo de tecnologías que sustituyen el uso de energías fósiles a un paso más acelerado del que hoy sostienen, y que sectores como el automotriz, migren su producción total hacia autos híbridos y eléctricos.
Actualmente 98 millones de autos se producen en el mundo, de los cuales únicamente el 1.3% son eléctricos o híbridos, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de Constructores de Automóviles.
Es decir que , en su mayoría los automóviles que se manufacturan a escala mundial seguirán utilizando combustibles fósiles.
Además de lo anterior, como una de las tareas pendientes a escala global, será necesario establecer lineamientos claros para la medición y el control de emisiones de CO2, los cuales tendrán que estar bajo normas y estándares homogéneos que puedan adoptar los países firmantes de los acuerdos de París, esto, con el objetivo de hacer más comparables los volúmenes de dispersión de gases de efecto invernadero.
El dilema es que países como estados Unidos, y más recientemente, el nuevo gobierno de Brasil, que tomará posesión en enero, desdeñan los compromisos alcanzados en la COP21; desdén al que también se suman naciones como China y Canadá que no se comprometieron desde el principio con las resoluciones alcanzadas en París.
Pese que a los gobiernos comprometidos durante la COP21 y un grupo importante de corporaciones empresariales vienen realizando esfuerzos para contener y mitigar el calentamiento del planeta, las cifras van en sentido contrario, pues el consumo de energías fósiles prosiguen su ascenso, pese a los esfuerzos y grandes inversiones que se realizan para generar nuevas tecnologías renovables.
Según datos de la AIE, el consumo de barriles de petróleo a escala mundo, y se estima que para 2019, la demanda de ese energético habrá crecido al menos.
La agencia reporta que la producción de crudo creció 3% en 2018 y para el siguiente año se prevé un incremento del 2.6%.
Por otro lado, en el reporte llamado “Panorama de la Industria Eléctrica 2018” de la AIE revela que sólo el 7.9% de la energía que se consume en el mundo proviene de algún tipo de fuente renovable. Es decir que el 42% de le energía que se consume en el mundo proviene de energías fósiles, como el carbón (38.3%) y petróleo (3%)
El gas natural participa con el 23% de la electricidad que demanda el planeta, y aunque este energético es considerado sustentable, en términos reales no lo es totalmente, pues su extracción, distribución y almacenamiento generan un importante volumen de emisiones de CO2 a la atmósfera.
El reporte también señala que el 63.7% de la electricidad que se consume en la tierra tiene como destino los sectores industrial, comercial y de servicios. La demanda de los hogares representa 31.1%
Quizá esta intensidad de consumo es lo que da sentido a la disposición de muchas empresas en el mundo para invertir en proyectos de generación de energías renovables, las cuales son adoptadas dentro de sus procesos y actividades.
Sin embargo, pese a los esfuerzos realizados por todos los que están involucrados en los acuerdos de París, cumplir con las metas de reducción de emisiones de CO2 bajo la tendencia marcada, hace pensar que la meta sea inalcanzable.