El término acertado es cero residuos. La mayoría de los sistemas industriales son lineales:
- Se extrae un recurso (que puede ser cualquier cosa, desde la madera hasta el petróleo crudo).
- Se transforma en un producto (generalmente sin preocuparse por los residuos que se producen en el camino).
- Se tira ese producto cuando se termina con él.
Un sistema circular, por el contrario, da prioridad a la regeneración de los sistemas naturales, al diseño de los residuos y a la búsqueda de formas de prolongar la vida de los productos.
Hacia un pensamiento circular
JIm Giles comenta en Food Weekly según GreenBiz que actualmente la alimentación y la agricultura están empezando a cumplir este primer principio del pensamiento circular mediante el uso de cultivos de cobertura, el pastoreo rotativo y otras técnicas regenerativas las cuales están creciendo rápidamente.
Todas las semanas hay empresas agroalimentarias que quieren destacar sus proyectos de sostenibilidad, y muy pocas se centran en la idea de rediseñar los sistemas para eliminar los residuos. ¿Por qué?
La respuesta más obvia es que es más barato enviar los residuos a los vertederos. Eso es cierto en algunos casos, pero hay muchos ejemplos de empresas que están descubriendo el valor de lo que antes eran residuos:
- Una nueva planta de InnovaFeed en Illinois utilizará los residuos de las cosechas de una planta de procesamiento de maíz vecina para criar insectos para la alimentación animal.
- Upward Farms ha recaudado recientemente 15 millones de dólares para combinar la piscicultura con la agricultura de interior: el agua residual rica en nitrógeno de los tanques de peces se utilizará para fertilizar las verduras de hoja verde.
- BioEnergy Devco transforma el excremento de los pollos en gas natural.
- La pasta y los aperitivos de Zenb, una nueva gama de la empresa alimentaria japonesa Mizkan, se elaboran con partes de plantas que normalmente se desechan, como tallos, semillas y cáscaras.
Estas empresas están unidas por algo más que sistemas innovadores. Detrás de sus procesos y tecnologías hay una innovación en el pensamiento: Que todos los materiales son potencialmente valiosos y nunca deben considerarse residuos. Y eso es algo que necesitamos más.
En estos momentos, la industria tiene una mentalidad muy poco clara, cuando hablamos con las empresas sobre las oportunidades en los flujos de residuos, nos dicen que están haciendo todo lo que pueden.
Luego indagamos y nos damos cuenta de que no saben lo que hay en esos flujos.
Emma Chow, Líder de proyectos alimentarios en la Fundación Ellen MacArthur.
Esa miopía proviene en parte de algo que los defensores de la sostenibilidad suelen celebrar: los objetivos de cero residuos.
Chow sugiere que estos objetivos tienen el efecto involuntario de etiquetar ciertos materiales como si tuvieran que ser eliminados:
Es una mentalidad que consiste en considerar algo como malo en lugar de decir: ¿Qué valor y oportunidades tiene esto?
Emma Chow, Líder de proyectos alimentarios en la Fundación Ellen MacArthur.
Tenemos que analizar hasta qué punto está extendido este pensamiento confuso. ¿Está presente en su empresa? ¿Qué valor podría desbloquearse eliminando el concepto de residuo?