Varias empresas están compitiendo por encontrar formas de reciclar el agua usada en los sistemas de fracturación hidráulica, interesadas en dominar un mercado nuevo que podría valer miles de millones de dólares.
Desde gigantes energéticos como Halliburton Corp. y Schlumberger Ltd. hasta firmas más pequeñas como Ecologix Environmental Systems LLC, diferentes empresas están tras tecnologías que reutilicen el agua que sale de los yacimientos después de la fracturación hidráulica, o fracking, el proceso que usa agua y químicos altamente presurizados para extraer crudo y gas de formaciones de roca de esquisto.
Aunque actualmente el agua reciclada no queda lo suficientemente limpia como para ser consumida o usada en riego de cultivos, es posible extraer los químicos y los residuos de rocas para que sea reutilizada en fracturación adicional de yacimientos, lo que podría reducir significativamente los costos que las compañías de energía tienen que asumir para asegurar y deshacerse del agua.
Algunas compañías en Estados Unidos encuentran que sigue siendo más barato en muchas partes inyectar el agua residual en puntos profundos de suelo subterráneo en lugar de limpiarla, lo cual ha desacelerado la adopción de tecnologías de reciclaje. Pero los expertos dicen que es probable que esto cambie a medida que la fracturación se expanda.
En Schlumberger, que estima que millones de nuevos yacimientos serán fracturados alrededor del mundo de aquí a 2035, la reducción del uso de agua dulce «ya no es un asunto medioambiental, sino un asunto de importancia estratégica», dijo en una conferencia reciente el mexicano Salvador Ayala, vicepresidente de servicios de producción de pozos en la empresa.
Aunque la fracturación hidráulica ha elevado la producción de crudo de EE.UU. al nivel más alto en 14 años y ha generado un excedente de gas natural, requiere de grandes cantidades de agua, lo que eleva los costos de las empresas de energía y ha causado oposición de grupos ecológicos en una época en la que algunas partes de EE.UU. sufren de sequías.
Son necesarios entre 70.000 millones de galones (265.000 millones de litros) y 140.000 millones de galones (530.000 millones de litros) de agua para fracturar 35.000 yacimientos al año, el actual ritmo de la industria, según un reporte del año pasado de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés). Esa es casi la misma cantidad consumida cada año en una ciudad como Chicago, que tiene casi tres millones de habitantes, y el costo de asegurar esa cantidad de agua puede ser significativo.
En la zona llamada Bakken Shale, en Dakota del Norte, uno de los lugares con mayor actividad de fracturación hidráulica, el agua dulce llevada a un sitio de perforación vale entre 10 centavos y 14 centavos de dólar por galón (3,7 litros), según Continental Resources Inc., una empresa de perforación petrolera de Oklahoma City. Solo el agua puede costar hasta US$400.000 por intento de fracturación, y Continental planea realizar más de 200 el próximo año en Dakota del Norte.
PROBLEMAS DE DESCARTE
Las empresas de energía también están teniendo problemas con los métodos de descarte de aguas contaminadas que salen de los yacimientos fracturados. El líquido, que contiene una mezcla de químicos y sales, debe ser llevado a una planta de desecho con licencia.
Algunas compañías están investigando formas de fracturar la roca sin usar agua y en su lugar aplicar gel propano o incluso aire comprimido. Sin embargo, eliminar el uso de líquidos por completo está a años de ser algo concreto, y dependerá de si el trabajo que se ha hecho en el laboratorio puede ser replicado con éxito en los yacimientos de verdad.
Aunque el costo de descartar millones de litros de agua varía de región a región, puede ser significativo. En Texas, donde hay gran cantidad de pozos petroleros vacíos, las empresas pueden inyectar a menudo el agua en estos yacimientos, que en general son pozos convencionales más antiguos que han sido reconvertidos para aceptar desechos de agua de yacimientos petroleros.
Pero en lugares como Pensilvania, las empresas tienen que transportar el agua miles de kilómetros a los pozos de inyección más cercanos. Estos pozos bombean los líquidos no tratados de los yacimientos de crudo hacia la capa subterránea donde permanecerán entre formaciones rocosas. En Pensilvania hay menos de 10 pozos de inyección operativos, así que la mayoría del agua de desecho debe ser transportada en camiones a Ohio.
Estos pozos de inyección han generado controversia después de ser ligados por algunos científicos y funcionarios de gobiernos locales a movimientos telúricos menores.
En la parte noroeste de EE.UU., las empresas petroleras tienen que pagar a contratistas hasta US$8 por barril de 42 galones (160 litros) para que se deshagan del agua en otra parte, señala Jeanie Oudin, analista de la firma de consultoría Wood Mackenzie. Oudin anotó que operadores han reportado que el reciclaje (que elimina el costo de deshacerse del líquido y de adquirir agua dulce para la fracturación) puede reducir costos en hasta US$2 por barril en algunas áreas donde se hace ahí mismo, lo cual puede equivaler a un ahorro de US$200.000 durante la vida útil de un pozo promedio.
«Es un negocio multimillonario que alguien va a aprovechar para extraer ganancias», añadió Oudin sobre el sector y su tamaño anual potencial.
El interés en el reciclaje de agua está creando oportunidades para compañías pequeñas como Select Energy Services LLC, una empresa de Houston que no cotiza en bolsa, que señaló que ha registrado un rápido ascenso en la demanda de sus servicios de reciclaje de agua. La empresa tiene actualmente operaciones de escala completa en cuatro áreas de Dakota del Norte y Colorado, frente a solo una a fines del año pasado, conforme más compañías consideran la reutilización del agua de fracturación.
Ecologix, una compañía de reciclaje de Georgia, argumenta que su servicio puede costar hasta 80% menos que la inyección de agua residual en pozos de desechos. La empresa está construyendo nuevas instalaciones en la parte occidental de Texas para purificar 31.000 barriles al día de agua desechada, después de haber vendido todas sus unidades de reciclaje a Halliburton.
«Esperamos poder solucionar la disputa entre los medioambientalistas y las empresas petroleras al cumplir con los deseos de los dos», dijo su presidente ejecutivo, Eli Gruber.
Fuente: La Nación