Intenta pensar en lo siguiente, ¿Cuántas mujeres dedicadas a la ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas hay en tu familia o en tu círculo de amigos? Estamos de acuerdo en que la respuesta puede variar dependiendo del ámbito profesional en el que te desenvuelvas, sin embargo, seguramente coincidirás en que hay un número menor, comparado a la participación masculina en las mismas áreas.
Hasta hace un año había poco más de siete mil mujeres dedicadas a la investigación en México, esto de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Aunque la participación aún es baja, pues representa el 34.9 por ciento de los integrantes del SNI, la brecha de género comienza a reducirse cada vez más; pues recordemos que hasta hace 50 años, la intervención de las mujeres no figuraban si quiera en dichas disciplinas en este país, fue hasta la década de los 60 cuando se graduaron las primeras en física y matemáticas, según el texto de Rosa María González Jiménez, Las mujeres y su formación científica en la Ciudad de México.
El panorama actual y los retos
De acuerdo con un estudio realizado en 14 países, existe una probabilidad de que estudiantes mujeres terminen una licenciatura relacionada con la ciencia, del 18%, una maestría, del 8% y un doctorado del 2%, igualmente relacionados con ciencia; mientras que la probabilidad para los hombres es del 37%, 18% y 6%, respectivamente. El reto continua siendo cerrar cada vez más esa brecha y establecer medidas para que más mujeres se sumen al campo profesional de las ciencias.
El pasado mes de febrero, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) conmemoró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, en el que se busca reconocer el papel clave que desempeña el género femenino en la comunidad científica y la tecnología.
La equidad de género y el empoderamiento a la mujer contribuyen no solo al desarrollo económico, sino al progreso respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados al 2030 por la ONU.
“En este Día Internacional, insto a que se asuma el compromiso de poner fin a los prejuicios, a que se invierta más en educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas para todas las mujeres y las niñas, y a que se les ofrezcan oportunidades de mejorar sus perspectivas de carrera y su desarrollo profesional en el largo plazo, buscando que todas las personas puedan beneficiarse de sus innovadoras contribuciones en el futuro.” Afirmó Antonio Guterres, Secretario General de la ONU.
El papel del sector privado
El desempeño y la posición del sector privado es muy importante en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Particularmente en el tema de equidad de género, que es el objetivo número cinco y en el tema de las mujeres en la ciencia, hay una empresa que cuenta con prácticas para asegurar su promoción y cumplimiento.
Se trata de Monsanto, una empresa agrícola para la cual la equidad de género se vuelve fundamental, ya que a nivel mundial, las mujeres representan el 43% de la mano de obra en la agricultura, y en los países en desarrollo son ellas las que producen entre el 60 y 80% de la comida.
En Monsanto las mujeres desempeñan distintos roles clave; prueba de ello es que en el equipo directivo global, las mujeres ocupan el 27% de los cargos. Por otro lado, de los 22 mil empleados de Monsanto a nivel mundial, 32% son mujeres y, 36% están en Latinoamérica Norte.
Alrededor del 70% de las personas que trabajan en la agricultura tienen puestos que utilizan la educación basada en la ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas. Monsanto busca cambiar la conversación sobre la enseñanza de este tipo de materias, ayudando a la sociedad a darse cuenta de la importancia que tienen para cualquier industria.
¿Cómo lo hace? La empresa busca recordar a niños y jóvenes, desde la educación primaria, que una carrera en la agricultura puede significar trabajar desde en el campo hasta en un laboratorio, y trabaja con distintas organizaciones para promover la causa.
En México tiene alianzas con varias organizaciones civiles para fomentar la educación en estas áreas. Actualmente con el apoyo de la organización Profesor Chiflado, que se dedica a educar por medio de entretenimiento, Monsanto lleva a cabo el programa Ciencia para un mundo mejor, el cual aborda temas como los avances de la ciencia y conocimiento, el consumo responsable y la motivación para ser científicos.
A través de dicha organización se realizaron 68 eventos en escuelas primarias, impactando a 18 mil 896 niños y niñas fomentando en ellos el gusto por la ciencia.
Además, la empresa al interior fomenta un ambiente de inclusión y diversidad, pues basa sus compromisos corporativos en la Política de Equidad de Género de la ONU, buscando garantizar la diversidad, promover la innovación, la creatividad y el aprendizaje, así como practicar el trabajo integrador en equipo y reconocer el esfuerzo de sus colaboradores.
Por tanto, en el 2007 se formó el Consejo para la Diversidad e Inclusión (MAC), integrado por los mejores líderes de Monsanto alrededor del mundo, con el objetivo de asegurarse que se atrae, desarrolla y se retiene una fuerza de trabajo diversa, y que se cuenta con las mejores prácticas en el trato con los proveedores; todo esto como parte de la estrategia para promover la innovación, construir confianza y contribuir al empoderamiento de la mujer en todas las áreas.